El 30 de septiembre el Centro de Arte de la Caja de Burgos, el CAB, inició las dos primeras muestras de su temporada de otoño, dedicadas a Alfonso Sicilia Sobrino y María Loboda, y el pasado 28 de octubre inauguró la última de su tradicional triada, ésta dedicada a María Oriza.
La exhibición de Sicilia Sobrino, “Iconografía improvisada”, busca abiertamente la provocación dirigiéndose al espectador de manera directa. Fijándose en las manifestaciones públicas de los partidos que se hacen considerar “nueva política”, este pintor abstracto madrileño apreció su carencia de simbología, que él ha atribuido a su deseo de diluir las preferencias ideológicas de estos partidos de nueva hornada para que nada distraiga su atención de sus apuestas en el terreno social y económico.
En ese contexto, su propuesta en el CAB pretende ensalzar el poder comunicativo del arte en una sociedad saturada de referencias visuales no siempre digeridas ni de comprensión compartida, y también reivindicar el potencial del artista como agente transformador, en lo cultural y más allá, como activista capaz de comunicar ideas propias fuera de los canales masivos y fáciles.
Loboda, cuyo reconocimiento dentro y fuera de España se encuentra últimamente en crecimiento, presenta en Burgos “Mmmmhhmmmmm”, un proyecto en el que, en la estela de los intereses que vienen determinando su trabajo, nos invita a reflexionar sobre el valor simbólico e incluso espiritual que pueden atesorar las formas de los objetos y, no solo eso, también las asociaciones de estas con sonidos, cifras, mensajes ocultos…con lenguajes no discursivos. Con recreaciones del silencio, de besos o de onomatopeyas ha elaborado soportes de objetos cuyo significado se ve así enriquecido.
Por último, Oriza ha llevado al CAB “Fortaleza derramada”, una instalación con la que ha buscado demostrar que pueden ocuparse espacios desde la delicadeza y escapando a soportes contundentes y convencionales.
Esta artista, que comenzó a trabajar en los noventa utilizando cerámica con poliéster, hierro y silicona y que más adelante se ha decantado por el gres con óxidos metálicos como único material, es autora de trabajos que destacan por su precisión técnica y su atrevimiento formal: suele tratarse de prototipos en papel transformados en planchas de gres, un material al que Oriza logra dar una apariencia etérea pese a utilizarlo de modo repetitivo y modular.
