Javier Campano, todo está en la calle

Canal de Isabel II muestra sus fotografías recientes

Madrid,
Javier Campano. Roma, 2016
Javier Campano. Roma, 2016

Ojos, tiempo y paseo lento son, casi en la misma medida que la cámara fotográfica, la base del trabajo de un fotógrafo conocido pero quizá no suficientemente reconocido, como ha apuntado hoy Horacio Fernández: Javier Campano. En los márgenes de las ciudades, en sus calles de menor lustre, encuentra este fotógrafo madrileño y autodidacta fragmentos que adquieren belleza al ser descontextualizados, detalles triviales que pueden así convertirse en eternos.

Conocemos fundamentalmente su trabajo en blanco y negro, pero en los últimos años ha optado por introducir el color, un color vivo y vibrante, casi pop, sin dejar de tomar como referencia el mundo de las cosas sencillas, ajeno a modas y siempre válido para crear sensaciones líricas.

En 2013 recibió Campano el Premio Cultura de la Comunidad de Madrid, en su modalidad de Fotografía, galardón que precede a la muestra que desde mañana podemos disfrutar en la Sala Canal de Isabel II. Dado que en 2004 el Museo Reina Sofía ya le brindó una completa antología, se ha optado por exhibir en esta ocasión su última producción, un Campano inédito que desde 2010 ha hecho uso del citado color y de las tecnologías digitales manteniendo su esencia: un amor por lo urbano y por el divertimento que las calles pueden ofrecernos.

Si en la planta baja de la Sala Canal se exhiben fotolibros dedicados a Portugal, polaroids de los ochenta e imágenes de muros que encontró en sus paseos urbanos y que, tras pasar por el filtro de su cámara, quedan convertidos en pinturas abstractas geométricas capaces de evocar a Mondrian o Rothko (sus gamas de color son pictóricas); en las plantas superiores encontraremos fotografías que suponen la particular introducción de Campano en la tradición de la street photography de la que podemos considerar primer teórico a Baudelaire.

Campano trabaja más como coleccionista que como cazador de imágenes, y le atrae la escenografía que forma parte de nuestra vida diaria y sus detalles, la intensidad de lo ordinario: las posibilidades que concede una tonalidad diferente a un conjunto homogéneo de cajas, la geometría intencionada y sin intención, las alineaciones fortuitas en las barras de un bar, los cruces de color inesperados en las aceras, los juegos que las sombras permiten, las manchas o desconchones “informalistas” de una pared” o una barra de pan abandonada. Según Bonilla, contempla la ciudad como una obra de arte continua que no teme pasar desapercibida porque sabe que solo está ahí para quien la merezca.

Javier Campano. La Coruña, 2016
Javier Campano. La Coruña, 2016

 

En palabras del artista, le interesa en suma “la ciudad gráfica, pintada, con su parte comercial”: rótulos, señales y, sobre todo números, que componen en su obra un leit motiv más que una serie y que él convierte, casi, en imágenes-manifiesto, al darles todo el protagonismo y llamar nuestra atención sobre su tipografía y textura.

Apasionado de la literatura, de la que dice nutrirse en cada foto, Campano entiende cada una de sus imágenes como una corazonada y no encuentra barreras entre lo bello y lo ordinario. Quizá por ello fue apasionado colaborador de la ya extinta revista Poesía, editada por el Ministerio de Cultura entre 1977 y 2006 y una joya en cuanto a contenidos y también en cuanto a su amada tipografía. A esa publicación también le rinde homenaje aquí.

Javier Campano. Madrid, 2011
Javier Campano. Madrid, 2011

“Campano en color”

SALA CANAL DE ISABEL II

c/ Santa Engracia, 125

Madrid

Del 10 de febrero al 16 de abril de 2017

 

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