El próximo 3 de julio está prevista la apertura en Mougins del Centro de fotografía de esta localidad, en la Provenza francesa. Se dedicará a la imagen fija y en movimiento, recogerá en sus exposiciones las diversas tendencias vinculadas a la fotografía contemporánea y apoyará a autores tanto nacionales como extranjeros, noveles y consolidados. De carácter municipal, esta institución desea proyectar su influencia nacional e internacionalmente, no solo a través de sus muestras sino también de proyectos editoriales o de programas de residencia.
El espacio se ubicará en el antiguo presbiterio del templo de Saint-Jacques le Majeur, restaurado con ese fin desde 2018: consta de más de 300 metros cuadrados de superficie útil y se articulará en tres niveles que ofrecerán salas de recepción e información, exposición y reunión. Otros edificios cercanos se destinarán a funciones complementarias: administración, almacén, residencia y talleres. La rehabilitación ha corrido a cargo de un doble equipo compuesto por Agence Griesmar Architectes y Atelier Gabrielli Architecture y Anthony Hamon, cuyo proyecto ha tratado de conjugar el respeto a la arquitectura tradicional (mediterránea y provenzal) con trazos contemporáneos; en palabras de sus responsables, teniendo en cuenta las peticiones del futuro Centro de la fotografía de diseñar las plantas lo más libres posible, se decidió mantener toda la envolvente exterior del edificio y demoler, en cambio, los muros y tabiques interiores. Se diseñó una “caja dentro de una caja” metálica, desacoplando así la nueva estructura de los elementos existentes y no requiriendo ningún poste intermedio en los pisos, lo que habría dificultado enormemente la escenografía de las obras. […] Nuestro deseo es respetar el equilibrio de plenitud y vacío característico del gesto arquitectónico del pasado, crear un atractivo visual en perspectiva desde el paseo peatonal por el pueblo.
Los directores del Centro de fotografía de Mougins serán Yasmine Chemali y François Cheval, que ya han señalado que este espacio será lugar de exposiciones, residencia de artistas y lugar de formación: contará con un centro de documentación y talleres educativos. Se ha anunciado la puesta en marcha de visitas guiadas, conferencias, encuentros con artistas, proyecciones de películas o imágenes en movimiento, talleres de expresión, proyectos de residencia y cursos prácticos en escuelas u hospitales.
Las actividades educativas se dirigirán especialmente al público joven de Mougins: a los escolares, pero también a los adolescentes y adultos jóvenes que desarrollan cada día, seguramente smartphone en mano, sus propias incursiones en el mundo de la imagen. Por su parte, las residencias de artistas serán anuales y estrecharán lazos entre sus participantes y la comunidad de Cannes Pays de Lérins, el parque tecnológico de Sophia Antipolis y las ciudades vecinas.
Ciñéndonos a las exposiciones, la primera en poder verse en Mougins estará dedicada a Isabel Muñoz; de la fotógrafa barcelonesa se exhibirá una selección de su producción reciente (será su primera individual en una institución gala en más de dos décadas). Contemplaremos imágenes tomadas en sus viajes, la mayoría inéditas y basadas en la exploración del diálogo de tradición y modernidad en la cultura japonesa: retratos de bailarines de butoh, inquietantes desnudos de yakusas y escenas de shibari. Se trata de trabajos que hablan de dolor y placer, de los cambios que infligimos a la naturaleza, lo que cambia y lo que permanece.
En otoño, llegarán a la localidad las imágenes de la británica Natasha Caruana y de la sueca Jenny Rova, cuya producción se basa en sus experiencias personales y familiares. Y a principios de 2022, el Centro pondrá de relieve la actualidad de la fotografía asiática confrontando la obra de Li Lang con las producciones de Yuki Onodera. Unas y otras exhibiciones enlazarán la imagen con la etnología, las llamadas ciencias duras, la política, la sociología o la economía.
Hay que recordar que los vínculos de Mougins con la actividad artística contemporánea no son recientes. Picasso decidió pasar los últimos doce años de su vida en la finca Notre-Dame de Vie, llamada la Guarida del Minotauro, por la abundancia de obras de arte que cubrían sus paredes; que Picabia fue el primero en instalarse en el pueblo y que, tras su invitación y la de Picasso, Paul Éluard, Jean Cocteau, Rosemonde Gérard, Man Ray y Fernand Léger, quien tuvo un estudio allí durante un tiempo, descubrieron este lugar. Por aquí pasaron igualmente después Winston Churchill y Charlie Chaplin, Edith Piaf, Yves Saint Laurent, Christian Dior, Catherine Deneuve, Paul Anka, Jacques Brel, Roland Petit, Zizi Jeanmaire…
