Fichados

Alexandra Laudo

Alexandra Laudo
Alexandra Laudo. Obra de fondo: Lenin’s Lamp Glows in the Peasant’s Hut, Lena Selander, 2011. Bonniers Konsthall, 2016.

NOMBRE: Alexandra

APELLIDOS: Laudo

LUGAR DE NACIMIENTO: Barcelona

FECHA DE NACIMIENTO: 1978

PROFESIÓN: Comisaria independiente

Tras muchas semanas fichando sobre todo a artistas, volvemos a prestar atención en esta sección a comisarios y hoy os hablamos de Alexandra Laudo, que durante siete años, entre 2005 y 2012, fue Directora de Prensa y Comunicación en la Fundació Tàpies y ya en aquel periodo, y sobre todo después, ha desarrollado proyectos de comisariado muy diversos, muchos desde la plataforma Heroínas de la cultura, de la que ella es fundadora.

Licenciada en Humanidades y formada en Gestión Cultural y de las Artes Visuales en la Universidad Pompeu Fabra y en la Universidad de Nueva York, ha recibido premios como el Giovane Critica Marco Magnani, el BCN Producció Comissariat o el Premi Terrassa Comissariat y becas como la de la Caixa (Comisart), la Grundtvig-Commenius, la Beca para el fomento de la creación visual de la Fundación Arte y Derecho y la Beca para la formación y el perfeccionamiento en los ámbitos artísticos, del pensamiento y de los nuevos sectores creativos de la Oficina de Suport a la Iniciativa Cultural.

Resumir su trayectoria es complicado, pero os diremos que ha sido coordinadora del Festival Loop, comisaria adjunta en la Sala d´ Art Jove y Sant Andreu Contemporani y ha presentado proyectos en CaixaForum Barcelona, La Capella, la Fundació Suñol, Visiona Huesca o el Museu de l´ Empordá y, fuera de España, en el Museo di Città  de Sassari, Videographe y Art Souterrain (Montreal) o la Nordic Art Association de Estocolmo, ciudad en la que, en el curso 2015-2016, participó en el programa de investigación CuratorLab, desarrollado por la Konstfack University.

Asuntos Domésticos, vista del espacio de documentación. Exposición colectiva co-comisariada con Pedro Vicente. Visiona, Diputación de Huesca, Huesca, 2014-2015. ©Fernando Ávila
“Asuntos Domésticos”. Vista del espacio de documentación. Exposición colectiva co-comisariada con Pedro Vicente. Visiona, Diputación de Huesca, 2014-2015. © Fernando Ávila

Como a todos nuestros fichados, preguntamos a Alexandra los pasos dados hasta llegar a este lugar, cuál es el proceso que siguió hasta decidir dedicarse al comisariado: Yo estudié Humanidades, una carrera que aglutinaba muchas de las disciplinas y áreas de conocimiento que me interesaban en aquel momento y que, de hecho, me siguen interesando ahora: filosofía, historia del arte, literatura, etc. Mientras estudiaba no sabía exactamente qué tipo de trabajo quería desarrollar en un futuro, pero sí tenía bastante claro que quería trabajar en un espacio o plataforma cultural, y tal vez de manera especial en un museo, aunque también me interesaba el sector editorial. A los pocos meses de terminar mi carrera y tras un proceso de selección, tuve la oportunidad de empezar a trabajar en la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona. Era muy joven, tenía 22 años, así que fue una experiencia importantísima para mí. Buena parte de lo que hasta ahora he aprendido profesionalmente lo adquirí durante mis años de trabajo en esta institución.

Como os contábamos antes, en la Fundació Tàpies trabajó durante siete años, entre 2005 y 2012, un periodo en el que realizó también algunos proyectos de comisariado, campo en el que se ha volcado en los últimos años, abordando sobre todo la narratividad en el arte, los desafíos que plantean las imágenes y la representación del tiempo desde enfoques subjetivos: Con el tiempo, tras estos cinco años de trabajo como comisaria independiente, me he dado cuenta de que a pesar de que en mis proyectos he abordado diferentes temáticas, hay unas líneas de investigación y unos intereses que aparecen de manera recurrente en muchos de ellos. Uno de estos temas es el uso del relato, la narración y lo textual en el trabajo artístico, algo que a menudo me ha llevado a explorar los espacios de intersección y contaminación entre las artes visuales y la literatura. En estrecha relación con estas cuestiones, también me interesan aquellas prácticas artísticas y curatoriales que problematizan y cuestionan la imagen, promoviendo estrategias de opacidad o, de nuevo, recurriendo a lo textual y lo oral como alternativa al régimen visual.

Actualmente me interesa mucho cómo abordar estas cuestiones desde el comisariado; he estado investigando y realizando proyectos en los que exploro la oralidad, lo textual y lo performativo como estrategias y herramientas curatoriales. Otro tema que de algún modo siempre ha estado presente en mis proyectos y que actualmente conforma una de mis principales líneas de investigación es el tiempo y la experiencia de lo temporal. Me interesan aquellas prácticas artísticas que exploran cuestiones relacionadas con la construcción social del tiempo y/o plantean formas subjetivas de experimentar la temporalidad.

An Intellectual History of the Clock. Conferencia performativa. Malongen - NKF, Estocolmo, 2016, en el marco de CuratorLab, Konstfack University. Foto: © Álvaro Campo
An Intellectual History of the Clock. Conferencia performativa. Malongen – NKF, Estocolmo, 2016, en el marco de CuratorLab, Konstfack University. Foto: © Álvaro Campo
Un compás, dos metrónomos, John Cage, muchos relojes y el sol de medianoche. Conferencia performativa, trabajo en proceso de An Intellectual History of the Clock. Fundació Joan Miró, Barcelona, 2016. Foto: © Pere Pratdesaba, Fundació Joan Miró.
Un compás, dos metrónomos, John Cage, muchos relojes y el sol de medianoche. Conferencia performativa, trabajo en proceso de “An Intellectual History of the Clock”. Fundació Joan Miró, Barcelona, 2016. Foto: © Pere Pratdesaba, Fundació Joan Miró.

Y a la hora de plantear estos asuntos en sus proyectos, dirige su mirada a referentes de hace medio siglo y también cita como influencias en su trabajo curatorial disciplinas y entornos cotidianos que mencionan habitualmente nuestros artistas fichados como fuentes de inspiración. Por si alguien tenía dudas de que hay creación en el comisariado: Se que suena a cliché y también algo nostálgico, pero siento mucha atracción por todos los cambios convulsos que se produjeron en el terreno artístico en la segunda mitad de la década de los 60 e inicios de los 70, y que Lucy Lippard refleja tan bien en su libro 6 Years. Me interesan también las actitudes curatoriales que aquella efervescencia artística propició, prácticas de comisariado atrevidas, imaginativas, poco ortodoxas, a veces muy próximas a lo que sería la creación artística.

Aun así, creo que lo que a menudo me influye como comisaria son temáticas, aspectos e ideas que probablemente vienen de otros campos y disciplinas que no son estrictamente artísticos. El teatro y la danza contemporáneos, la literatura de ficción, el ensayo, la poesía, etc., son ámbitos de creación y pensamiento que están presentes en mi vida y que creo que de algún modo u otro influyen en mis proyectos curatoriales. Y también está, por supuesto, lo cotidiano, la vida emocional, las experiencias personales, las relaciones con aquellas personas cercanas. A veces pienso que es todo este “material vital”, más que ciertas tendencias artísticas o corrientes de pensamiento, lo que ejerce más influencia en mis intereses profesionales y mi manera de aproximarme a ellos, aunque sea de manera inconsciente.

A Alexandra le resulta complicado escoger los proyectos fundamentales en los que hasta ahora ha trabajado, pero comienza citando uno de 2012 ligado a la memoria, la identidad y la familia: Es difícil valorar en términos de importancia los proyectos, porque por una razón o por otra, cada uno ha sido importante en el momento determinado en los que los he llevado a término. Algo importante fue ganar el premio Terrassa Comissariat en 2012 y poder llevar a cabo el proyecto “Constel·lacions Familiars”, un ciclo de siete exposiciones monográficas acompañado de una publicación. “Constel·lacions familars” exploraba cuestiones relacionadas con la gestión de la memoria (o del olvido) y de la identidad en el contexto de las relaciones familiares.

Como comisaria, me interesaba indagar en cómo nos acercamos a las experiencias de nuestros antepasados, a aquellos hechos que no hemos vivido en primera persona y que, sin embargo, se entrelazan con nuestra propia biografía y conforman en menor o mayor grado quiénes somos; y, de un modo similar, me interesaba investigar como documentamos lo que vivimos con la voluntad de generar un legado, de transmitir nuestras experiencias a aquellos que nos sucederán. Las obras de los artistas del ciclo trataban cuestiones relacionadas con los conceptos de transmisión, testimonio, documento, especulación, biografía…

Tiempo después, el ciclo se transformó en una exposición colectiva que itineró a diferentes espacios artísticos de Cataluña, lo que nos permitió tanto a los artistas como a mí estar unidos durante un largo período a ese proyecto, hacerlo evolucionar, integrar en él nuevas propuestas y variaciones. A menudo tengo la sensación de que en nuestro sector se pasa con extrema rapidez de un proyecto a otro (en parte por cuestiones de subsistencia, pues ser artista o comisario independiente es algo que en muchos períodos te lleva a malvivir económicamente), así que tener la posibilidad de trabajar en un proyecto durante un tiempo largo es algo que se agradece.

Constel·lacions familiars. Exposición coleciva. Espai Moritz, Cornellà de Llobregat, 2015. Obra: Lunar Park, Sergi Botella, 2012-2016. Foto: © Esther Laudo.
“Constel·lacions familiars”. Exposición colectiva. Espai Moritz, Cornellà de Llobregat, 2015. Obra: Lunar Park, Sergi Botella, 2012-2016. Foto: © Esther Laudo.

El fuego lento como nuevo lujo, también en el campo creativo, en el que quizá no debiera serlo. En esa exposición participaron Lúa Coderch, Ryan Rivadeneyra, Katerina Šedá, Paco Chanivet, Lola Lasurt, Matías Costa y Sergi Botella, mostrando trabajos muy ligados a su experiencia personal o a su historia familiar, en contraposición a las narrativas de orden general o institucional habituales.

Constel·lacions familiars. Exposición coleciva. Espai Moritz, Cornellà de Llobregat, 2015. Obras: The Family Project, Matías Costa, proyecto en curso (en primer plano), y No Man’s Land, Ryan Rivadeneyra, 2012-2016 (al fondo). Foto: © Esther Laudo.
“Constel·lacions familiars”. Exposición colectiva. Espai Moritz, Cornellà de Llobregat, 2015. Obras: The Family Project, Matías Costa, proyecto en curso (en primer plano), y No Man’s Land, Ryan Rivadeneyra, 2012-2016 (al fondo). Foto: © Esther Laudo.

 

Ese mismo año 2012 habló de arte y relato en La Capella: Gané la primera edición del premio de comisariado de BCN Producció y pude realizar en La Capella el proyecto “La condició narrativa”, disponer de un presupuesto de producción importante y poder contar con el acompañamiento de un equipo profesional. El proyecto consistió en una exposición colectiva y un programa de acciones o intervenciones artísticas en diferentes medios de comunicación que tenían la narración como eje vertebrador y que, más concretamente, se construían a partir de la conjugación de imagen y elementos narrativos. Me interesaba explorar cómo la condición narrativa, entendida como aquél impulso propio del ser humano de describir lingüísticamente nuestra experiencia y convertirla en relato, es cada vez más visual; cómo cada vez más recurrimos a estructuras narrativas basadas en la imagen y lo visual para construir significado y conocimiento y para poner en circulación relatos.

A través de obras de Pieter Geenen, Karlos Gil, Marla Jacarilla, Kaia Hugin, Tamara Kuselman, Julia Mariscal, Ryan Rivadeneyra y Pedro Torres podíamos comprobar, ya hace cinco años, cuando las redes sociales aún no eran lo que son, que tendíamos cada vez más a narrar mediante imágenes en lugar de con palabras. También que contar historias es una necesidad humana (y cultural) como cualquier otra. Somos seres literarios.

"La condició narrativa". Exposición colectiva. La Capella, Barcelona, 2012-2013, en el marco de BCN Producció. Obra: Julia Mariscal, Horizontal Pleat, 2009 (en primer plano), y Ryan Rivadeneyra, Livin’ la vida loca, 2012 (al fondo). © Foto: Pep Herrero.
“La condició narrativa”. Exposición colectiva. La Capella, Barcelona, 2012-2013, en el marco de BCN Producció. Obra: Julia Mariscal, Horizontal Pleat, 2009 (en primer plano), y Ryan Rivadeneyra, Livin’ la vida loca, 2012 (al fondo). © Foto: Pep Herrero.

 

La condició narrativa. Exposición colectiva. La Capella, Barcelona, 2012-2013, en el marco de BCN Producció. Obra: Pieter Geenen, relocation (objects in mirror are further than they appear), 2011. © Foto: Pep Herrero.
“La condició narrativa”. Exposición colectiva. La Capella, Barcelona, 2012-2013, en el marco de BCN Producció. Obra: Pieter Geenen, Relocation (objects in mirror are further than they appear), 2011. © Foto: Pep Herrero.

Recuerda, además, Alexandra como enriquecedores los trabajos que ha desarrollado en el extranjero y en colaboración: En ocasiones también he comisariado proyectos junto a otros comisarios (la exposición “Jour de fête”, con Pedro Torres; el programa expositivo y cinematográfico “Narraciones domésticas”, con Pedro Vicente; o, recientemente, la exposición “As slow as posible” con Jesús Vilamajó) y he sido comisaria adjunta de algunas plataformas artísticas. En general, estas experiencias han sido muy gratificantes. Me gusta trabajar en solitario, pero resulta también enriquecedor poder compartir la responsabilidad de un proyecto, trabajar en equipo, sumar opiniones, ideas, criterios. Las experiencias que he tenido en el extranjero, desarrollando proyectos en otros países (en Canadá, Italia, Suecia, Bélgica…) han sido también muy interesantes. Trabajar en otro contexto te ayuda a reconsiderar el tuyo, te permite identificar las carencias y las debilidades de nuestro sistema artístico, pero también ser más consciente de todo lo bueno que tiene.

Asuntos Domésticos. Exposición colectiva co-comisariada con Pedro Vicente. Visiona, Diputación de Huesca, Huesca, 2014-2015. Obra: Stranger (serie fotográfica), Shizuka Yokomizo, 1998-2000. Foto: © Fernando Ávila.
“Asuntos Domésticos”. Exposición colectiva co-comisariada con Pedro Vicente. Visiona, Diputación de Huesca, Huesca, 2014-2015. Obra: Stranger (serie fotográfica), Shizuka Yokomizo, 1998-2000. Foto: © Fernando Ávila.

Recuerda también su participación en el programa de experimentación e investigación curatorial de la Universidad de Konstfack, en 2015-2016, que derivó en líneas de trabajo que mantendrá en el futuro: Tener tiempo y recursos para investigar y estar en un contexto en el que me he podido atrever a experimentar con los formatos y los planteamientos curatoriales ha sido algo sumamente enriquecedor. Esta experiencia ha dado lugar a “An Intellectual History of the Clock”, algo que tal vez no me hubiera atrevido a llevar a cabo en el marco de un encargo institucional, y también ha definido una línea de investigación temática y formal en mi trabajo que sigo desarrollando ahora, y en la que quiero continuar trabajando en los próximos años.

An Intellectual History of the Clock. Conferencia performativa. Malongen - NKF, Estocolmo, 2016, en el marco de CuratorLab, Konstfack University. Foto: © Joanna Warsza
An Intellectual History of the Clock. Conferencia performativa. Malongen – NKF, Estocolmo, 2016, en el marco de CuratorLab, Konstfack University. Foto: © Joanna Warsza
An Intellectual History of the Clock. Conferencia performativa. Malongen - NKF, Estocolmo, 2016, en el marco de CuratorLab, Konstfack University. Foto: © Tomas Sinkevicious
An Intellectual History of the Clock. Conferencia performativa. Malongen – NKF, Estocolmo, 2016, en el marco de CuratorLab, Konstfack University. Foto: © Tomas Sinkevicious

Son algunos ejemplos, pero hay más. Y hace hincapié asimismo en el sustrato de formación personal y continua que mejora y hace posible su actividad: Destaco estos proyectos, pero podría también hablar de otros que tal vez hayan tenido menor repercusión, pero que para mí han sido también importantes y destacables por otras razones; hay propuestas modestas que a menudo personal y profesionalmente te reportan mucha satisfacción. Y aparte de los proyectos también está, por supuesto, todo aquél trabajo que, a pesar de tener poca visibilidad, define buena parte mi vida profesional: escribir, leer, hacer visitas comentadas, participar en jurados, hacer tutorías o studio visits, dar charlas…

Por otro lado, desde el pasado septiembre y hasta el mismo mes del año que viene, Alexandra comisaría en el Espai 13 de la Fundació Miró el programa titulado “La posibilidad de una isla”, como la novela de Houllebecq, aunque no tenga relación directa con ella. Se trata de una sucesión de monográficas dedicadas a Gerard Ortín, Irene de Andrés, Lucía C. Pino, Bárbara Sánchez y el dúo sueco Gideonsson/Londré: el ciclo explora algunos de los significados simbólicos y socioculturales que las islas, espacios paradigmáticos de nuestro imaginario colectivo, han tenido a lo largo de los tiempos, con la voluntad de activar interrogaciones y reflexiones respecto a estos significados que sean pertinentes para nuestra contemporaneidad.

Le preguntamos qué será lo próximo: Estoy preparando un proyecto curatorial para CaixaForum a partir de obras de las colecciones de la Fundació “la Caixa” y del MACBA, en el marco del programa Comisart para jóvenes comisarios. Es una exposición que toma como punto de partida simbólico el robo de la Gioconda que se produjo en el Louvre en 1911 para tratar cuestiones que tienen que ver con la generación de estrategias de opacidad y de resistencia al régimen visual, pero también con la forma como miramos imágenes.

Por otra parte, sigo desarrollando mi investigación sobre aspectos relacionados con la experiencia temporal y la historia de la medición del tiempo, y con las posibilidades de formalizar estas investigaciones en nuevas conferencias performativas, siguiendo la estela de “An Intellectual History of the Clock”. Collective, un centro de arte de Edimburgo, me ha invitado a desarrollar un proyecto site-specific, con estos mismos temas de investigación, pero respondiendo a la historia del lugar que la institución ocupa, un antiguo observatorio astronómico que fue muy importante en el s. XIX.

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