Entre lo invisible y lo público, González-Torres

El MACBA relee su producción veinticinco años después de su última antología en España

Barcelona,

Protagonizó, en espíritu, la pasada edición de ARCO y ahora el MACBA barcelonés nos presenta la más extensa muestra dedicada hasta la fecha en nuestro país a Félix González-Torres: “Política de la relación”, que busca ofrecer nuevas lecturas de la producción del cubano, ligada tanto al arte conceptual como al minimalismo, al activismo político, la exploración de los medios de comunicación contemporáneos y el uso de objetos corrientes. Bajo el comisariado de Tanya Barson, incide asimismo en los vínculos de su arte con el continente americano, el Caribe y España y en su interés por los lazos entre lo público y lo privado, lo político y lo personal.

Se han reunido en la capital catalana aproximadamente cuatro decenas de trabajos articulados en función de las ideas que abordan: de un lado, los que ofrecen lecturas políticas, en relación a su crítica del conservadurismo social y la homofobia; de otro, los que hablan de parejas y amantes perfectos (fue más que habitual que empleara objetos emparejados); también los asociados a la reflexión sobre la misma existencia (identidad, memoria, libertad) o a su visión del militarismo y el patriotismo conectada al amor homosexual. Un último capítulo va más allá de las salas del Museo y presenta proyectos en su fachada, el Auditorio de Barcelona, el Pabellón Mies van der Rohe o la Rambla del Raval.

Vista de "Félix González-Torres. Política de la relación". Fotografía: Miquel Coll
Vista de “Félix González-Torres. Política de la relación”. Fotografía: Miquel Coll

Papeles, relojes, espejos, cortinas, caramelos o vallas publicitarias fueron sus materiales habituales a la hora de generar obras de cariz poético que no ofrecen interpretaciones cerradas sino que animan al espectador a vertebrar narrativas a partir de ellas, narrativas que en este caso pueden vincularse a discursos postcoloniales ligados a su país, a América y a España o a la repercusión de la producción del cubano en autores de generaciones posteriores. Hay que recordar que la última antología aquí de González-Torres tuvo lugar hace veinticinco años en el CGAC de Santiago de Compóstela.

Una primera sala de la propuesta del MACBA se centra en la vertiente más política de la obra de este autor y en su trabajo en torno a los conceptos de autoridad, juicio y memoria o desmemoria: en el impacto de una cultura autoritaria en las vidas cotidianas y en una represión de la comunidad gay que aún tendría eco, en forma de prejuicios y rechazos, en los ochenta y los noventa. Pueden referirse estas obras al contexto estadounidense en aquellas décadas, pero son también adaptables a otros tiempos y lugares.

A continuación contemplaremos los proyectos de González-Torres que nos hablan de emparejamientos, tactos, equilibrios y desdoblamientos desde códigos crípticos y sutiles: ofrecen, en cualquier caso, imágenes de la noción de igualdad. Convierte el artista los lenguajes propios del minimalismo y la creación conceptual en vehículos de mensajes afectivos: se trata, en el fondo, de un gesto político que le permitía hablar de deseo, amor, fragilidad y erotismo esquivando la censura y haciendo sus contenidos accesibles a cualquier espectador, porque a través de sus indagaciones en identidades individuales y puntuales también se refiere a lo colectivo y atemporal.

Se sitúan en este apartado también en primer plano el conceptualismo romántico y las aproximaciones del cubano al feminismo: utilizó el color azul para remitir al amor, la belleza o el miedo y empleó anillas en referencia a las alianzas de boda, los círculos, el signo de infinito o el amor que perdura. En el caso de sus objetos circulares idénticos (espejos, relojes, anillas de metal o bombillas) o de aquellas ocasiones en que se vale de simetrías exactas, podemos decir que aluden a los llamados amantes perfectos, idénticos. También tienen aquí cabida sus obras vinculadas a la crisis del sida (enfermedad que él padeció), la fragilidad del cuerpo y nuestra huella en el mundo tras la muerte; en ellas manifestó su compromiso con la poesía por la vía del amor, la pérdida, las presencias y las ausencias.

Félix González-Torres. "Untitled" Perfect lovers, 1987-1990
Félix González-Torres. “Untitled” Perfect lovers, 1987-1990

Lo político y los ecos contemporáneos no se pierden en la tercera sección, existencialista, de esta muestra, que recoge sus trabajos sobre migraciones, viajes y huidas en busca de libertad. Cielo y playa adquieren carácter metafórico en relación con la identidad y las búsquedas humanas, con utopías pero también con explotaciones, y además apela, en algunas de estas obras, al universo del trabajo, sus elementos físicos y los desplazamientos que genera. Es fácil vincular estas piezas con las migraciones mediterráneas, su huella de muerte y pesar en el mar, o con las transformaciones y consecuencias del turismo en ciudades como la misma Barcelona.

La última sección de la exhibición alude, como avanzábamos, a un militarismo contravenido, al machismo y nuevamente al deseo homoerótico; también a una puesta en cuestión de los monumentos de gran actualidad en relación con la definición que les concedió Nancy Spector como registros históricos hechos manifiesto. Suele tratarse de entidades fijas, monolíticas y estáticas en su temática, que indican cuáles deberían ser la historia y los valores de la cultura.

En contraposición a esa quietud, algunos de los trabajos de González-Torres se modificarán mientras dure la muestra: no ofrecen una única forma porque rechazan la noción de una idea inamovible de la historia. Varios sugieren atracción homoerótica por hombres uniformados, en su mayoría militares; o se refieren a las dictaduras y a las emociones complejas que estas llegan a generar: en forma de miedo a la autoridad o a ser perseguido o de admiración hacia un líder contundente. Los juegos eróticos aquí presentes inciden en que los divertimentos militares pueden distraer de cuestiones sociales más acuciantes, como la misma crisis del sida.

Félix González-Torres. "Untitled" (Para un hombre en uniforme), 1991
Félix González-Torres. “Untitled” (Para un hombre en uniforme), 1991
F´elix González-Torres. "Untitled" (Go-Go Dancing Platform), 1991
Félix González-Torres. “Untitled” (Go-Go Dancing Platform), 1991

Decíamos que parte de la exhibición se despliega más allá de estas cuatro salas. En la fachada del MACBA nos espera una de sus instalaciones adaptables, una suerte de antimonumento: “Untitled” (America), formada por doce sartas de bombillas y derivada del interés del artista por redefinir monumentos y generar encuentros comunitarios. Cuestiona, asimismo, distancias caprichosas establecidas entre lo público y lo privado y también entre arte y vida. En el pasillo nos espera “Untitled” (Portrait of Andrea Rosen), uno de sus retratos creados para pintarse directamente en la pared y para adaptarse constantemente a los contextos donde se presente mediante añadidos y supresiones. Incluso los retratos pueden, en su caso, mutar.

En la fachada del Auditorio de Barcelona nos recibe “Untitled” (It’s Just a Matter of Time), dispuesta como advertencia ante peligros políticos por llegar y, en el Pabellón Mies van der Rohe, “Untitled” (Loverboy), pieza formada por cortinas de tela azules que, como decíamos, sugieren amor, belleza o miedo y, en este caso, una nueva apelación a la artificialidad de ciertas fronteras entre lo íntimo y lo público.

La exhibición se completa con un ciclo de conferencias que tendrá lugar en mayo y junio.

Vista de "Félix González-Torres. Política de la relación". Fotografía: Miquel Coll
Vista de “Félix González-Torres. Política de la relación”. Fotografía: Miquel Coll

 

 

“Félix González-Torres. Política de la relación”

MACBA. MUSEU D´ ART CONTEMPORANI DE BARCELONA

Plaça dels Àngels, 1 

Barcelona

Del 26 de marzo al 12 de septiembre de 2021

 

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