Doce miradas contemporáneas sobre El Greco

El próximo 29 de abril abrirá sus puertas en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, y el próximo 10 de septiembre lo hará en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, una de las muestras más esperadas entre las que integran el programa expositivo organizado con motivo del cuarto centenario de la muerte de El Greco.

“Entre el Cielo y la Tierra. Doce miradas al Greco cuatrocientos años después” busca explorar la pervivencia de algunos rasgos de la obra del genio en la producción de creadores contemporáneos; con ese fin se ha pedido a una docena de artistas (Carlos León, Pierre Gonnord, Jorge Galindo, Luis Gordillo, Darío Villalba, Marina Núñez, Montserrat Soto, Cristina Iglesias, José Manuel Broto, Secundino Hernández, Pablo Reinoso y Din Matamoro) que presentaran piezas que bebieran del legado del pintor griego. Podrán verse junto a su Apostolado de Oviedo.

Broto afirma compartir con El Greco su atracción por los colores ácidos y por las piezas cuya composición recuerda a vertiginosos torbellinos; Jorge Galindo ya entre 2001 y 2006 tituló a una de sus series El Greco, revisitado en Borox y tomó sus formatos y sus obras más reconocibles para inspirar las suyas; Pierre Gonnord, como genial retratista, nunca ha negado la gran influencia que sobre sus imágenes tiene El Greco, así como Goya y Velázquez y Luis Gordillo afirmó en 1990 ver al Greco “más avanzado que Manet y, si me alejo un poco de él, casi veo a Jackson Pollock”.

Por su parte, Secundino Hernández también ha bebido de algunos aspectos de las composiciones del griego “increíbles, de pintor loco”; las esculturas de Cristina Iglesias tienen en común con su obra la creación de espacios particulares en los que lo natural puede resultar al tiempo humano y divino y Carlos León ha tratado de recrear en Vista de Toledo y Retrato del Cardenal Fernando Niño de Guevara el poderoso flujo creativo que movió al pintor.

Matamoro ha buscado compartir con El Greco, en Cenital 1, la búsqueda de una luz interior que ilumine su pintura desde dentro; Marina Núñez, que dice que el primer cuadro bueno que vió en suvida fue el San Sebastián de la catedral de Palencia, presentará en el vídeo Vista y plano de Toledo una representación que va más allá de lo que se ve y Pablo Reinoso ha tomado del pintor renacentista sus cuerpos con tensiones cruzadas y entrelazamientos.

Por último, Montserrat Soto presentará en esta muestra imágenes inquietantes en las que parecen desaparecer las referencias espaciales, en línea con los paisajes de El Greco, y Villalba llevará a Valladolid un ejemplo de sus personajes que parecen vivir en los límites de lo humano y rozar los límites entre lo real y lo irreal.

Esta exposición se enmarca en el programa “Nuevas Miradas” de la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Bajo el prisma de la creatividad contemporánea, este programa busca una nueva lectura de las colecciones históricas de los museos, fomentando el diálogo entre los fondos, los espacios y el arte más actual.

En palabras de Isabel Durán, comisaria del proyecto, hay muy pocos artistas ‘clásicos’ que hayan influido de forma tan intensa en el arte producido en las últimas décadas. La vigencia del proyecto artístico de El Greco es clara. Probablemente sean él, Diego Velázquez y Francisco de Goya los que permanecen con una presencia y un aliento más plenos en lo que llamamos arte contemporáneo. No es difícil encontrar su huella en el buen arte, aunque no siempre sea evidente ni se conserven a primera vista formas y planteamientos plásticos asimilables a su trabajo, como sí ocurre en los artistas de finales del siglo XIX y principios del XX, como Pablo Picassso, Paul Cézanne y otros, llegando incluso hasta Jackson Pollock.