Nace en 1833 para albergar el rico arsenal de objetos extraídos de las excavaciones de la ciudad romana de Augusta Emerita. En un principio, las piezas se instalan en la iglesia del convento de Santa Clara; sin embargo este espacio resulta pronto insuficiente y en 1975, con motivo del bimilenario de la ciudad, se aprueba la creación de una nueva institución con carácter de Museo Nacional. El proyecto se encarga al arquitecto Rafael Moneo quien, teniendo como referencia la arquitectura romana, crea un edificio luminoso y funcional. El museo tiene además la peculiaridad de alzarse sobre un conjunto de ruinas romanas que pueden visitarse in situ en el interior. A lo largo de sus salas y vitrinas encontramos estatuas, bustos, inscripciones, mosaicos, estelas funerarias, bronces, monedas, joyas, ánforas, lámparas de aceite, marfiles vidrios y un sin fin de objetos que permiten reconstruir la vida cotidiana de esta colonia romana desde sus inicios hasta la penetración del cristianismo en el siglo tercero de nuestra era. Cuenta con salón de actos, talleres, sala de medios audiovisuales y una biblioteca especializada.