Bridget Riley, serie a serie

La sala londinense Sims Reed dedica una retrospectiva a la artista

Londres,
Bridget Riley. Untitled (towards 'Fleeting Moment'), 1986
Bridget Riley. Untitled (towards ‘Fleeting Moment’), 1986

Dinámica e inconfundible, la obra de Bridget Riley ocupa un lugar esencial en la historia del arte británico de posguerra y manifiesta una evolución claramente perceptible nacida de la voluntad de innovación constante de este artista, aún hoy en activo.

La galería londinense Sims Reed acoge, hasta el 20 de marzo, una retrospectiva de sus grabados desde 1962: en este género volcó sus hallazgos formales de forma paralela a como lo hacía en la pintura. La muestra cuenta con algunas de las obras más representativas de todas las etapas de Riley, que se han dispuesto de modo que articulen un rico diálogo entre ellas.

Se inicia con dos grabados tempranos en blanco y negro de los sesenta: Untitled (Based on Primitive Blaze) (1962) y Untitled (Based on Blaze) (1964), en los que podemos apreciar la evolución de sus pinturas Blaze, aunque tal vez el logro más significativo de la artista en cuanto a las técnicas del grabado en esa década fueron su serie de grabados en plexiglás Entitled Fragments, de 1965, cuyas composiciones derivaban de ideas que Riley manejaba para la elaboración de pinturas que finalmente nunca llevó a cabo. Estas obras iniciales, y no demasiado conocidas, de la artista, ejemplifican las exigentes búsquedas visuales que marcaron sus comienzos. El conjunto se exhibe al completo en Sims Reed.

Ya a finales de los sesenta, sus obras viraron del blanco y el negro hacia el gris y algo más tarde llegó la adopción radical del color: Nineteen Greys (1968), Elongated Triangles (1971) y Coloured Greys (1972) son algunos de los primeros experimentos de Riley en torno a las relaciones del gris y el resto de tonalidades vivas y en torno a la generación de movimiento en un medio estático y estable como el lienzo, desafiando nuestro sentido perceptivo (es una destacada figura del Op Art).

Ya desde los ochenta, esta pintora de Norwood comenzó a trabajar exclusivamente en color: en RA 2 (1981) y Silvered 2 (1981), trabajos ambos relacionados con su serie de pinturas de contornos egipcios, se sirvió de la serigrafía como medio para ampliar sus investigaciones sobre el color. En ambos grabados utilizó los mismos elementos: mismo número de rayas de idénticos colores trazadas en la parte inferior; sin embargo, varió sus secuencias, de modo que el efecto visual de ambas es opuesto al variar sus cualidades estructurales.

Una visita a Egipto a principios de la década de 1980 inspiró una utilización más abundante de los pigmentos y una mayor intensidad cromática, junto con una transición de la pintura acrílica al óleo y un regreso a las formas verticales y diagonales.

SUTILES CAMBIOS, GRANDES EFECTOS

En representación de sus últimos trabajos, podemos ver en Sims Reed un conjunto de cinco grabados titulado Arcadia, realizado entre 2010 y 2013, que se exhibe junto a diversas pinturas contemporáneas sobre lienzo y mural. Las formas rígidas de grabados anteriores han dado aquí paso a gráciles curvas ondulantes que parecen bailar en la superficie y sutiles cambios en las formas, las secuencias cromáticas y la altura respecto al suelo permiten crear un llamativo ritmo entre las composiciones.

Sus obras más recientes incorporan rombos diagonales que dotan sus pinturas de un flujo direccional y enriquecen su profundidad emocional. En opinión de la británica, estos experimentos sobre fenómenos ópticos solo tienen éxito cuando provocan una respuesta fisiológica o psicológica en el espectador. En el arco de su carrera, cada acto de pintar se transforma en un esfuerzo por alcanzar una sensación visual pura.

Es importante subrayar la importancia de la serigrafía, en la producción de Riley y en su época: inicialmente un medio de impresión comercial, se hizo popular entre los artistas en la década de los sesenta, perfeccionándose su técnica. A la par que la inglesa, Hamilton y Eduardo Paolozzi abrazaron este medio para nunca abandonarlo. En el caso de nuestra artista, podemos decir que sus serigrafías son quizá sus obras más logradas.

Riley comenzó a darse a conocer en 1965, cuando sus primeros cuadros geométricos en blanco y negro se mostraron en la exposición del MoMA “The Responsive Eye”. Estudió en el Goldsmiths College y en el Royal College of Art. En 1968 cofundó la organización SPACE para ayudar a proporcionar a los artistas un espacio de estudio asequible. Entre sus exposiciones individuales se incluyen las del Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris (2008), el Museum of Modern Art de Sídney (2005), la Tate Britain de Londres (2003) y la Hayward Gallery (1970, 1992 y 1994). Fue la primera mujer que ganó el Premio Internacional de Pintura cuando representó a Gran Bretaña en la Bienal de Venecia de 1969 y recibió la Orden del Imperio Británico en 1974. En 1999 le fue concedido el galardón Companion of Honour.

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