Estudioso de la música y la filosofía desde su juventud, el estadounidense Bill Fontana comenzó a componer tras viajar a Australia, Japón y Alemania y, a mediados de los setenta, empezó a trabajar en sus esculturas sonoras, campo en el que continúa desarrollando su producción, empleando los escenarios urbanos como fuente inagotable de información musical y procurando potenciar en sus oyentes la generación de imágenes mentales. Le interesa, además de interactuar con su público, transformar nuestra percepción de la arquitectura de los espacios donde presenta sus propuestas; algunos recordaréis que en 1995 recaló en el Museo Reina Sofía.
Desde el próximo 1 de julio, el de Cleveland presentará en Graz una exposición individual, en la Kunsthaus de la ciudad austriaca, y también un nuevo capítulo de Sonic Projections: una propuesta de diálogo sonoro a tres bandas entre la torre del reloj de Graz, sus mismas calles y el museo. Como telón de fondo de ambos proyectos, con y sin paredes, se encontrará un llamamiento a la necesidad de preservar el medio ambiente.
Como antiguo alumno de John Cage, de Dick Higgens y Alison Knowles, la producción de Fontana puede considerarse una revisión desde nuestro presente de los conceptos radicales manejados en el arte sonoro de los setenta y también una reflexión sobre la conservación de la naturaleza. Buena parte de su obra nace, de hecho, de la urgencia de abandonar el estudio para aproximarse a esas cuestiones de impacto social: en la sala abovedada de Kunsthaus Graz, el americano se ha afanado en tratar de que los espectadores adquieran una experiencia física de las posibilidades de las energías renovables a partir de paisajes sonoros multidimensionales y montajes de imágenes, mientras que ecos naturales se incorporarán a Sonic Projections abriendo la ciudad a su entorno.
En 1988, cuando presentó esta última iniciativa en el marco del Festival Steirischer Herbst en la misma ciudad, ya proyectó los ecos urbanos de Graz y de su castillo Schlossberg, rodeado por una colina verde, a toda Austria y a todo el mundo gracias a Ö1 Kunstradio (ORF); esta vez, se ha servido Fontana de modernas tecnologías para explorar, a nivel acústico, este núcleo a día de hoy. Su escucha recurrente podría servir a los habitantes y visitantes de Graz como medio de orientación en el tiempo y en el espacio, como piedra de toque para futuras memorias y también como vía para la reflexión sobre las actuales necesidades y tensiones urbanas.
Y en su muestra en Kunsthaus Graz veremos, como decíamos, esa instalación audiovisual, también específica para este espacio, destinada a la experimentación en vivo de las energías renovables. El artista se sumergió en las estructuras acústicas y visuales del agua, el viento y la energía geotérmica, buscando, como tantas veces a lo largo de su carrera, generar percepciones holísticas de aquello que suele ser pasado por alto.
La composición de música instrumental es solo una parte de su vasta producción; le interesa especialmente la activación de la escucha consciente y la generación de conciencia en torno a las cualidades sonoras y las armonías presentes en la vida cotidiana, en la ciudad y en el campo. Valiéndose de muy diversos instrumentos técnicos, quiere hacer perceptibles a través del sonido ciertas características de los paisajes y también de las construcciones arquitectónicas y los proyectos de ingeniería salidos de la mano del hombre; sus esculturas de sonido inmersivas se caracterizan por su imbricación en espacios muy concretos.
En su trabajo audiovisual más reciente, los patrones acústicos y visuales se superponen en armonías fascinantes, proponiendo al público experimentar en toda su intensidad el momento presente.
Bill Fontana. “Primal Energies”
Lendkai 1
8020 Graz
Del 1 de julio al 4 de octubre de 2020
