Muestra un talento precoz para el dibujo, haciéndose en 1882 discípulo de Bonnard y en 1883 de Cormon. Hacia 1885 se instala en un estudio propio en Montmartre, gracias a una pensión que se le asigna, y empieza a dibujar para periódicos ilustrados. En 1886 conoce a Van Gogh y entra en contacto con los pintores impresionistas y postimpresionistas. Desde los quince años hasta los veinticuatro, pinta principalmente temas deportivos y su obra se considera como una continuación de la de Degas. En éste y en las estampas japonesas, encuentra Lautrec ese modo de mirar íntimo, captando a la figura en sus más características actitudes, con una iluminación intensa, teatral, a menudo viniendo desde abajo como las luces de escena. Lautrec se caracteriza por crear un mundo de caracteres familiares y atractivos, prestando especial atención a la expresión del movimiento en el diseño lineal bidimensional que toma del linealismo oriental. En 1888, y tras haber conocido a Gauguin, introduce en sus famosos carteles y litografías el característico modelo rítmico y la caligráfica utilización de un fuerte, así como figuras que se alargan y se contraen para representar formas transformándose a sí mismas dentro de un espacio en continuo movimiento. Su influencia es notable en el desarrollo del arte moderno así como en la apreciación del arte oriental que pare él tanto supone. Entre sus obras más importantes encontramos su famosísimo Moulin Rouge (1892), Instituto de Arte de Chicago.