Hija del escultor americano Tony Smith, Kiki se crió en un ambiente propicio para desarrollar sus dotes artísticas. Se inició en el arte como escultora pero también se ha volcado en la práctica del grabado, como se pudo ver en una exposición en el MoMA de Nueva York en 2003. A comienzos de los años ochenta se centra en el estudio del cuerpo humano y empieza a incorporar referencias a iconos religiosos, a la imaginería alemana renacentista y al mundo de las muñecas, imbuida por un espíritu católico. Smith explora en sus obras la representación del cuerpo humano con diversos materiales, ya sean terracota, papel, bronce, resina, yeso, cristal… colocando a las figuras de sus esculturas en posturas degradantes e íntimas, pertenecientes a la esfera de lo privado mostrando órganos, fragmentos del cuerpo humano… Algunos de los temas más tratados en su obra son la anatomía, los autorretratos, la naturaleza y la iconografía femenina, conectando su obra con la de otras creadoras como Eva Hesse o Louise Bourgeois. En 2006, varios museos de Estados Unidos exhibieron la retrospectiva de su obra “Kiki Smith: A Gathering, 1980-2006”. Actualmente vive y trabaja en Nueva York.