A la temprana edad de dieciséis años se traslada a Madrid para dedicarse a la pintura. Como incansable viajero, visita París en 1921 y al año siguiente recorre Italia, continuando su periplo en 1925 por Alemania, Austria, Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia. Vive en Italia desde 1930 a 1935, año en el que regresa a España. Debido al estallido de la Guerra Civil vuelve a abandonar la península. Al término de la contienda fija su residencia en su pueblo natal hasta que en 1952 se traslada definitivamente a Madrid. Pintor de gran personalidad, es a su vez un soberbio dibujante. Sus obras más conocidas son las hondas visiones del paisaje extremeño y castellano, llevadas a cabo con una austeridad cromática y una depuración formal que hace que su pintura sea pura y se presente ante el espectador despojada de todo detalle superfluo. Siempre dentro de la figuración sabe plasmar con notable acierto la rudeza de la tierra que le ha hecho merecedor de gran fama como paisajista pero que, sin embargo, eclipsa a su vez sus notables cuadros con figuras y los ascéticos bodegones que realiza con singular maestría. Es un consumado grabador, como queda de manifiesto en su participación en el segundo volumen de la colección Los artistas grabadores, publicado por ediciones La Rosa Vera de Barcelona. Ha participado en numerosas muestras colectivas, entre las que cabe destacar su presencia en las bienales de Venecia (1936 y 1958) y Alejandría (1947 y 1954), al mismo tiempo que protagoniza importantes exposiciones individuales: Tate Gallery de Londres (1955), Dirección General de Bellas Artes (Madrid, 1959), Antológica en el Casón del Retiro madrileño (1970), etc. Entre los galardones obtenidos a lo largo de su carrera se encuentran el Gran Premio de la II Bienal Hispanoamericana de La Habana de 1954 y la Medalla de Oro de la Ciudad de Badajoz de 1978.