Asiste a los Talleres de Arte Actual del Círculo de Bellas Artes de Madrid y, en 1990, es artista residente en la Cité Internationale des Arts de París. Su obra, inicialmente figurativa y matérica influenciada por las primeras etapas francesas de Sicilia y Barceló, donde los motivos, o el motivo, surgían de un sugerente fondo denso y abstracto, cobra singular entidad cuando desaparece, posteriormente, la necesidad de una apariencia formal, de la anécdota, en la persecución del significado en la propia densidad de la pintura y en la pulsión de la brocha. Ésta intensidad plástica, cercana a la de Morley, heterodoxa en la concepción del soporte y en el uso de los materiales, sitúa a Molina entre la pulsión pictórica de lo prescindible y lo necesario. Destacan sus exposiciones individuales en la Galería Emilio Navarro de Madrid.