Tras Licenciarse en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, realiza cursos de grabado y diseño asistido por ordenador. Su trabajo alterna la preocupación romántica por el trazo, lo que éste tiene de pulsión de la realidad, con el sistematismo propio del comic o lo procesado por ordenador. Esta diversidad de proposiciones confieren a la obra de Lillo una complejidad estética suficiente para encubrir significados y trasladar el mundo visual a los márgenes de la apreciación artística, de igual modo que los planteamientos en forma esquemática del arte conceptual de la década de los sesenta. Destacan sus exposiciones individuales en la Sala Nogal, Oviedo, y Casa municipal de Cultura de Avilés.