Realiza estudios de arquitectura en la E.T.S.A de Sevilla obteniendo en 1990 el Premio de Pintura L´Oreal en su IV Edición, y en 1992 la Beca Banesto de Creación Artística. A mediados de la década de los 80 su obra está influenciada por el neoexpresionismo, aventurando indicios como la serialidad y la incorporación de textos de lo que sería su evolución posterior. Es en la individual de la Galería Rafael Ortiz cuando Isidro inicia una fase experimental hasta su prematura desaparición. La manipulación del soporte físico se transforma en el embrión de pinturas que son cada vez mas dudosas como tales, en las que la distancia que se interpone entre la apropiación y la integración de ésta en el soporte pictórico, neutralizándose ambas estéticamente, conforma el rasgo distintivo que imprime a sus obras un equilibrio sutil entre ámbitos ajenos y enfrentados. Diferenciándose de otros artistas sevillanos que también usufructúan la herencia conceptual, Isidro se despreocupa de la lógica de la representación para materializar lo sensible mediante la economía de medios y la sutilidad en el tratamiento de los materiales. A parte de la ya citada destacan sus exposiciones individuales en la Galería Ángel Romero, Madrid (1990)
Galería Elba Benitez, Madrid (1992), y Galería Trazos Tres, Santander (1992).