Es el máximo representante de la pintura genovesa del renacimiento en el siglo XVI. Su estilo deriva tanto de Miguel Ángel en su sentido monumental como de Correggio en la blandura de su modelado, aportando la simplificación de las formas y la utilización de la pintura en seco. Presenta un interés en la iluminación que parece influir, posteriormente, en Georges de La Tour. En 1583 Felipe II le llama para participar en la decoración del Monasterio de El Escorial, en cuya basílica pinta las bóvedas del coro y de la capilla mayor. Realiza también un Martirio de San Lorenzo para el retablo que no llega a ser instalado. A su muerte le suceden Federico Zuccaro y Pellegrino Tibaldi.