Desde 1954 realiza exposiciones en su país natal. En 1961 se traslada a Madrid, donde su pintura hiperrealista se desarrolla bajo el influjo de los grandes maestros, fruto de sus asiduas visitas al Museo del Prado. Su temática se centra en bodegones, retratos y composiciones con figuras. Sus naturalezas muertas, de extremado virtuosismo técnico, suponen una renovación del género. El ascetismo de las composiciones y la atmósfera atemporal que envuelve a los objetos los pone en relación con Zurbarán. En sus retratos y cuadros con figuras están presentes Velázquez y el renacimiento italiano, a través de composiciones clásicas y cuidados gestos. En 1972 fija su residencia en Tánger y añade a su temática los paisajes, los temas bíblicos y otros de gran sensualidad. En sus bodegones se harán protagonistas las telas y bolsas de papel, cuyos pliegues y arrugas sirven para mostrar el dominio técnico alcanzado por el artista, quien concede un valor primordial a la luz que baña los objetos. En 1999 realiza la donación de su colección de esculturas clásicas al Museo del Prado. Trabaja en exclusiva para la Galería Marlborough.