Se traslada a Madrid a edad muy temprana, para trabajar como aprendiz del escultor francés Robert Michel, que por aquel entonces trabajaba para la corte. En Madrid consigue el primer premio en un concurso organizado por la Real Academia de Bellas Artes, convirtiéndose así en el organizador de un gabinete real fundado por Carlos III, encargado de esculpir obras en piedras preciosas para la decoración de los Sitios Reales. Exponente del neoclasicismo escultórico, su estilo se caracteriza por unas piezas técnicamente perfectas aunque frías estéticamente. Su participación en la fábrica de porcelanas del Buen Retiro y los trabajos realizados para la decoración de los jardines del Palacio Real de Aranjuez (1792 1804), son quizás sus trabajos más importantes junto con sus nombramientos de director general de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1814, y de escultor honorario de cámara de Carlos IV. Realiza también los bocetos para las figuras del Obelisco del Dos de Mayo, (1842) Plaza de la Lealtad de Madrid, en honor a los que murieron en el alzamiento en contra del poder napoleónico en 1808.