Alejandra Freymann, un paisaje nómada

Siboney presenta su segunda individual de la artista

Santander,

Su producción la componen paisajes aparentemente serenos poblados por personajes o animales que sugieren, sobre todo, ternura. Nada visible los amenaza, pero si contemplamos sus pinturas más despacio detectaremos inestabilidad, peligro latente, una inquietud que puede resultar difícil de definir. Los planos en los que trabaja Alejandra Freymann se articulan en superficies de colores potentes que pueden fundirse unas con otras sin llegar a perder su independencia, precaria, tanto como la supuesta racionalidad de lo figurativo o la pureza de lo abstracto, estilos ambos convocados, en mayor o menor medida, por esta artista nacida en 1983 en la localidad mexicana de Xalapa y formada en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca.

Pinta Freymann al óleo narraciones enigmáticas, cuentos de inicio y fin indefinidos que beben a veces del realismo mágico mexicano y, en otras ocasiones, paisajes oníricos. Pese a la fragilidad y el aire irreal que transmiten sus escenas, incorpora también humor, carga emocional y un cierto optimismo, referencias al poder simbólico de la naturaleza o a autores muy diversos, desde Giotto a David Lynch, pasando por René Magritte o Marcel Dzama.

Otro de los puntos clave de sus trabajos, que acompaña a menudo de poemas, es la presencia potente del vacío, entendido desde un enfoque optimista, positivo, como espacio que predispone a los personajes a la acción, al inicio de empeños nuevos e interesantes. Aluden al mejor lado de la soledad, de las crisis. Otras veces ha profundizado en los lazos entre sus creaciones plásticas y las palabras, estableciendo puentes entre sus imágenes narrativas y un elenco de signos: cada elemento en algunos de sus cuadros puede interpretarse como una palabra pintada, o como un poema críptico, dando lugar a un diálogo entre lo que se cuenta y la forma de contarlo.

Alejandra Freymann. Meteorito, 2024
Alejandra Freymann. Meteorito, 2024
Alejandra Freymann. Masas, 2024
Alejandra Freymann. Masas, 2024
Alejandra Freymann. Deshacer un camino, 2024
Alejandra Freymann. Deshacer un camino, 2024

Hasta el próximo 4 de agosto, la Galería Siboney de Santander presenta su segunda individual de Freymann: “Paradisaea. Variaciones en torno al paisaje, la montaña, lo transitorio y la idea de jardín”; ha habido más ocasiones, en todo caso, de conocer su obra en esa ciudad, dado que ha participado en dos ocasiones en la feria Artesantander (una de ellas junto a Juan Zamora, con quien compuso en su día el dúo The Children Pox) y también expuso en su Museo de Bellas Artes en el marco del programa El puente de la visión, en fecha tan temprana como 2011.

Las piezas que nos esperan en Siboney se fechan en el último año y plantean, fundamentalmente, una reflexión sobre lo visible y lo invisible en la pintura, entendiendo lo primero como los sistemas que, de forma racional, estructuran espacio y tiempo en el campo de la representación, con el fin de dotar de unidad al campo visual que sale a nuestro encuentro, y lo segundo como los procesos perceptivos que afectan a la mirada del espectador, en ningún caso como espíritus o ausencias.

Alejandra Freymann. Sterna Paradisaea, 2024
Alejandra Freymann. Sterna Paradisaea, 2024

Se da en estas obras, de nuevo, la narración, pero sus figuras son escasas y se sitúan sobre fondos luminosos en los que la materialidad de lo representado es cuestionada: las piedras se hacen líquidas, las nubes se solidifican, las superficies pueden ser terrenas o especulares… y los nexos entre unas y otras partes de las composiciones serán posiblemente breves, superposiciones efímeras como el hielo. Por supuesto, como la propia artista describe, estos lugares carecen de ubicación precisa, no responden a la recreación de lo real sino a la de las ideas: El jardín, como cuadro, es una idea de paisaje que sólo pertenece a la mente. Que no hace referencia a ningún país y cuyos límites son los propios del contrato ficticio del observador. La idea de un paisaje nómada sin modelo.

El gaviotín ártico, sterna paradisaea, vuela aproximadamente 2.4 millones de km en toda su vida. 3 viajes de ida y vuelta a la luna. Recorre el planeta de polo a polo todos los años. Su paisaje es el mar, las piedras, las islas, el sol.

Los paisajes de esta exposición no son lugares, son ideas. Fragmentos de montañas, mares, caminos, islas donde paran los gaviotines árticos, campos donde habitan los cuervos, o jardines donde los visitantes desaparecen. Paraísos vacíos donde los ojos duermen un sueño de pájaro sin palabras.

Alejandra Freymann. Detrás del jardín, 2024
Alejandra Freymann. Detrás del jardín, 2024

 

 

Alejandra Freymann. “Paradisaea. Variaciones en torno al paisaje, la montaña, lo transitorio y la idea de jardín”

GALERÍA SIBONEY

C/ Santa Lucía, 49

Santander

Del 28 de junio al 4 de agosto de 2024

 

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