El MACBA barcelonés abrirá mañana al público, bajo el comisariado de su director, Ferran Barenblit, y con la co-organización del programa Our Many Europes, “Acción. Una historia provisional de los 90”, muestra que nos propone repasar la historia de la performance en nuestro país durante la década de los noventa a través de sus protagonistas, individuales y colectivos, más destacados, de Miguel Benlloch a Valcárcel Medina pasando por Óscar Abril Ascaso, Marcel·lí Antúnez, Joan Brossa, Cabello/Carceller, Círculo Interior Bruto, Club 7, Esther Ferrer, Juan Hidalgo, Pere Noguera, Tere Recarens, Àngels Ribé o Zush.
Si los ochenta representaron en el panorama artístico europeo cierto regreso al orden y una reivindicación de las formalidades asociadas a la pintura y la escultura respaldadas por el mercado, los noventa traerían la recuperación de prácticas conceptuales anteriores, entre ellas las más estrechamente relacionadas con el cuerpo humano, las que en su conjunto llamamos arte de acción. Las iniciativas desarrolladas en este campo en esos años, sencillas, contrarias a jerarquías y en las que a menudo se diluía la noción de autoría, tendrían un impacto claro hasta la actualidad: creció desde entonces el desarrollo de performances en contextos en cierto modo restringidos, como encuentros o festivales, y desde luego la manifestación más abierta y diversa de esos trabajos, la misma performatividad.
Esta exhibición del MACBA quiere revisar esas obras en su conjunto, porque aquel periodo, en lo relativo a lo performance, aún no ha sido analizado a fondo, y por su peso casi constante en la labor de los jóvenes autores, que de forma intencionada o no beben de esas prácticas. Y aún tiene esta muestra un objetivo de fondo más: contribuir al replanteamiento del museo como institución en sus diversas vertientes cotidianas, desde los modos de comisariar a los de comunicar e interactuar con la audiencia, que ha de culminar una renovación que pasa por la asunción de un rol activo frente a la mera observación.
“Acción. Una historia provisional de los 90” recuerda que prefiguraron aquella etapa Michel Foucault y su biopolítica, Derrida y su deconstructivismo y John L. Austin y su pragmatismo y que el cuerpo se convirtió entonces, en el terreno artístico como en el vital, en escenario de tensiones emocionales y en la traslación física de la condición política del ser humano. Las performances de los noventa, como las de los setenta, vinieron a subrayar que somos, en parte, porque ocupamos un espacio en el que actuamos y en el que somos reconocidos.
La exposición se vertebra a partir de distintos nodos, rastreando obras esenciales, en buena medida a partir de documentación y material audiovisual (fotografías, diagramas, publicaciones, estudios) a veces inédito. El recorrido es denso, por sus muy diversas extensiones en el tiempo, hacia atrás y hacia adelante; muchos proyectos actuales beben de los analizados aquí.
La definición de acción y los límites del arte fueron tema de reflexión esencial para los creadores estudiados y la performance fue su camino para abordar asuntos más complejos, como la resistencia a las lógicas de la productividad y la utilidad en la esfera laboral y, por extensión, vital en una etapa de consolidación del capitalismo. En los noventa la crítica institucional cuestionaba los mecanismos de validación y las normas asumidas en la práctica profesional del arte, y el habitual recurso al azar y lo lúdico por parte de estos autores acompañó ese espíritu sirviendo para contrarrestar el afán de planificación muy vigente socialmente, para conceder espacio a la experiencia y la subjetividad.
Otros asuntos muy presentes en los trabajos expuestos son el sida —entonces, aún pandemia—, las cuestiones de género o la insumisión al servicio militar, todavía obligatorio. Las experiencias parateatrales, como las de Albert Vidal o colectivos como La Fura dels Baus, serían una referencia transgresora a la hora de repensar el nuevo lugar del público, que había de perder su pasividad, y la poesía, como demostró el dúo Accidents Polipoètics, expandió el territorio de la palabra hacia la acción, la experimentación sonora y la participación del espectador. Del mismo modo, la música de acción y la experimental fueron banda sonora de esta generación de creadores, recogiendo a menudo el espíritu de John Cage en su desafío a la noción de virtuosismo establecida y en su búsqueda del silencio.
Dado que la pandemia ha debido retrasar la inauguración de este proyecto, podremos contemplarlo hasta febrero de 2021 y esta es una de las muestras sobre los noventa con las que el centro dirigido por Barenblit celebra su cuarto de siglo, que se cumplirá en noviembre. Las próximas se dedicarán a Tony Cokes, Fina Miralles, Félix González-Torres y la colección Tous.
“Acción. Una historia provisional de los 90”
MACBA. MUSEU D´ ART CONTEMPORANI DE BARCELONA
Plaça dels Angels, 1
Barcelona
Del 10 de julio de 2020 al 7 de febrero de 2021
