Pierre Gonnord, anónimos y arraigados

Si conocéis los retratos de Pierre Gonnord, sabéis que rara vez podréis confundirlos con los de otro fotógrafo: este artista autodidacta francés, que desde finales de los ochenta reside en Madrid, ha convertido en el eje de su producción los rostros humanos en primer plano, sobre todo los de personajes que a menudo, enorme error, elegimos no mirar: presos, vagabundos, personas con enfermedades mentales; también los de ciegos, geishas, monjes o integrantes de bandas urbanas. El nexo común entre modelos tan dispares es la expresividad inquietante de sus miradas, que, por su franqueza, se dirigen al espectador de forma directa, plantean preguntas o generan conflictos.

Los individuos que Gonnord retrata son siempre anónimos, y aparecen solos, pero todos forman parte de familias o clanes y en la mayoría sus raíces forman parte de culturas ancestrales, como prueban sus propios gestos, que sugieren misterios y nunca nos resultan anodinos.

Mañana, el Museo de la Universidad de Navarra abre al público “De Laboris”, una exposición que nace del encargo de este centro a Gonnord para que participara en el proyecto Tender puentes elaborando una propuesta a partir de sus colecciones de foto. Las imágenes de los fondos del Museo UNAV que llamaron en mayor medida la atención del fotógrafo de Cholet fueron las de Laurent, Napper y Tenison, y bajo su influencia ha trabajado componiendo esta exhibición de retratos emocionales y con un cariz trascendente, como su producción al completo. Él los entiende como interpelaciones mudas que narran de forma sobria, por medio de un leguaje sencillo, historias únicas. Sus modelos nos miran, pero en realidad sus ojos van más allá; su naturalidad, la libertad que transmiten, no se amolda ni al objetivo ni a la contemplación ajena: pocos retratados pueden mirarnos así.

Antes de convertirlos en su objetivo, Gonnord convive con sus modelos para empatizar con ellos, comprender su experiencia de vida y sus problemas particulares y perfilar cómo mostrar al espectador el carisma de los elegidos.

En el museo pamplonés podremos ver las series Los Gitanos de la Raya y Los Mineros. La primera retrata a un grupo nómada que vive entre España y Portugal desde hace siglos y que recoge, en sus semblantes, la herencia mestiza de pueblos que habitaron la península en el pasado junto a los propios de los gitanos. La segunda está dedicada a mineros de la cuenca astur leonesa, donde, junto a gentes de esta zona, trabajan inmigrantes llegados de otras cuencas mineras de Europa: la mayoría son hombres tan jóvenes y vitales como afectados por la dureza de su trabajo.

La muestra podrá visitarse hasta el 30 de octubre.