Louis Kahn y el enigma del monumento

Recala en el San Diego Museum of Art una retrospectiva del arquitecto

San Diego,
Louis Kahn. The power of architecture
Louis Kahn. The power of architecture

Decía Louis Kahn que los monumentos son un enigma: no puede plantearse su construcción intencionada, porque el resultado no es el esperado, y ni los mejores materiales ni las tecnologías más modernas garantizar obtenerlos. Es un misterio por qué unas arquitecturas devienen monumentales y otras no.

Este arquitecto estonio, que ya en su infancia se trasladó a estados Unidos junto a su familia, estudió Bellas Artes antes que Arquitectura y trabajó junto a John Molitor, Cret, Zantzinger, Boire y Medary antes de fundar su estudio propio en Filadelfia y hacerse acompañar por George Howe, pionero del estilo internacional en estados Unidos, y después por Oscar Stonorow.

Sensible con la realidad social, quizá por sus orígenes muy humildes, Kahn formó un grupo de treinta arquitectos e ingenieros desempleados tras la Gran Depresión para estudiar con ellos nuevos proyectos residenciales y urbanísticos que acabaran con el chabolismo y favorecieran mejores condiciones de vida para la clase obrera, y su primer gran reconocimiento llegó de la mano de la Carver Court War Housing (1942-1943) de Coatsworth, en Pennsylvania.

Tras dirigir la ampliación de la Universidad de Yale, entró en ella como profesor, y en los años cincuenta fue también asesor de la planificación urbana y de la vivienda para el Gobierno israelí y docente en Massachusets, Cambridge y Pensilvania. Pero fue precisamente en Yale, en su Galería de Arte, modular y formada por volúmenes prismáticos, donde Kahn empleó por vez primera un techo de hormigón compuesto por tetraedros con armadura espacial que dejaban al descubierto tanto los conductos usados para el aire acondicionado como los dispositivos de iluminación.

Louis Kahn. The power of architecture
Louis Kahn. The power of architecture

Más tarde llegaron las severas formas de su casa de baños para el Jewish Community Center de Trenton, los laboratorios del Richards Medical Research en la universidad de Pennsylvania, donde las torres de inspiración medieval contrastan con modernos espacios acristalados, el el Kimbell Art Museum texano o el capitolio de Dhaka, en Bangladesh, junto a numerosas iniciativas urbanísticas.

Preocupado por las relaciones entre espacio y luz, diferenció claramente su enfoque de trabajo en interiores y exteriores, estos últimos más sosegados. Uno de sus últimos proyectos fue el Yale Center for British Art, que no quedaría acabado hasta 1977, tres años después de su muerte.

Hasta el 31 de enero de 2017 recala en el San Diego Museum of Art, dentro de una amplia itinerancia internacional, la primera retrospectiva dedicada a examinar la trayectoria de Kahn, “The power of architecture”, en sus dos décadas aproximadas de duración. Consta de más de doscientos objetos entre maquetas, planos, dibujos originales, fotografías y vídeos que subrayan su preocupación por la luz y sus sesudas composiciones, a las que Kahn, hombre profundamente espiritual, quiso dotar en ocasiones de cierto sentido místico, convencido de que la arquitectura debía ser inspiración y bálsamo para quienes la habitan.

Coincidiendo con esta antología, el mismo centro presenta una muestra sobre fotografía arquitectónica a cargo de estudiantes de la Woodbury University School of Architecture y en enero proyectará un documental fundamental para entender a Louise Kahn, My Architect, A Son’s Journey, dirigido por su hijo, Nathaniel Kahn.

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