Los refugios de Louise Bourgeois

El Museo Guggenheim expone sus Celdas

Bilbao,
Louise Bourgeois. Celda (La última subida), 2008
Louise Bourgeois. Celda (La última subida), 2008

Nos hemos acostumbrado últimamente a disfrutar en nuestro país de la producción de Louise Bourgeois: La Casa Encendida, el Museo Picasso de Málaga o la Marlborough de Madrid han mostrado recientemente distintas facetas de su obra, y la próxima oportunidad de acercarnos a su universo, íntimo y poliédrico, nos la ofrece el Museo Guggenheim Bilbao, que habitualmente tiene a una de sus arañas como vecina y que exhibe, desde hoy y hasta el 4 de septiembre en colaboración con Haus der Kunst, una selección de sus Celdas. En ese centro alemán pudo visitarse antes esta exposición; también en el Garage moscovita.

Las Celdas son estructuras de existencia y espacios arquitectónicos cuyo planteamiento transita entre la museografía, la instalación y la escenografía y que se dedican, como buena parte de escultura de la francesa, al miedo y la angustia que genera el abandono y a nuestra instintiva búsqueda de un espacio de refugio.

Bourgeois hace referencia en ellas a las dos acepciones del término celda en inglés (cell): la estancia individual de una cárcel o monasterio y la célula de cualquier organismo vivo, y  dispone en ellas objetos encontrados como muebles o prendas de vestir y otras esculturas singulares  que contribuyen a dotar a estos espacios, microcosmos casi teatrales, de una emotividad profunda.

En Bilbao podemos ver 28 celdas, incluyendo las seis primeras, que no se exhibían juntas desde 1991, año en que las reunió el Carnegie International de Pittsburgh. La artista comenzó a realizarlas en 1986; la primera fue Guarida articulada, y tras ella llegaron 59 más. En su realización tuvo mucho que ver la adquisición por Bourgeois de un estudio amplio en 1980, ya que con anterioridad había trabajado en su casa de Chelsea y el ancho de sus habitaciones (de unos cuatro metros) condicionaba el tamaño de sus piezas.

Cuando empecé a crear las Celdas quería crear mi propia arquitectura, y no depender del espacio de un museo, no tener que adaptar a él mi escala

Además de hablarnos, apelando a nuestra emoción con viveza, de nuestro deseo de protección, refugio e intimidad, estos trabajos también remiten al paso del tiempo, y a la necesidad y el deseo de recordar u olvidar lo pasado. En sus palabras, tienes que contar tu historia, y tienes que olvidarla. Olvidas y perdonas. Eso te libera. Ella contó la suya, no narrándola, sino haciéndola visible, elaborando duelos y reparando heridas, a través de los objetos presentes en sus Celdas: agujas, hilos y husos que evocan su niñez y la figura de su madre, que fue restauradora de tapices.

Louise Bourgeois dentro de Guarida Articulada en 1986
Louise Bourgeois dentro de Guarida Articulada en 1986

El engaño de su padre con la niñera; la madurez temprana de Louise, que tuvo que cuidar a su madre cuando esta estaba enferma, y un nuevo engaño, el ocultamiento de la enfermedad al padre por propia voluntad de su progenitora, generaron en su casa, como es bien sabido, un clima de traición, pérdida, impotencia, y también solidaridad, que no dejó de hacerse presente en las obras de Bourgeois hasta su muerte.

Hay trauma en las Celdas (por eso, además de lugares para el recogimiento, son lugares para el castigo) y también el deseo de crear un espacio artístico propio al margen del ámbito de los museos: Cuando empecé a crear las Celdas quería crear mi propia arquitectura, y no depender del espacio de un museo, no tener que adaptar a él mi escala. Quería constituir un espacio real en el que uno pudiera entrar y por el que pudiera moverse. De ahí la presencia en estos proyectos de elementos arquitectónicos como tela metálica, puertas y ventanas.

Dentro de una de ellas, Dentro y fuera (In and Out, 1995), se encuentra la escultura de una figura masculina con la espalda arqueada en una postura que podría ser de placer o de dolor. Refleja el interés de la artista por las teorías de Charcot y Freud en relación con la expresión física del sufrimiento, sobre todo de la angustia y el miedo. Según Charcot, el arqueamiento de la figura correspondería a procesos de histeria.

Louise Bourgeois. Dentro y fuera (In and Out), 1995

 

También veremos parte del gabinete de las maravillas de Bourgeois: una serie de dibujos y esculturas realizados entre 1943 y 2010 en los que abordó las distintas vías de representar el espacio: como espacio doméstico, físico, aislado o simbólico.

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