Lartigue más allá del blanco y negro

La Maison de la Photographie expone su obra en color inédita

París,

Decía Jacques Henri Lartigue, en 1965 en su diario, que de pequeño, y por desgracia, su memoria no era capaz de retener todo lo que lo maravillaba. Por eso a partir los ocho años, y durante ochenta, trataría con ahínco de dar cuenta de miles de instantes decisivos y llenos de encanto en compendios de imágenes acompañadas de textos breves.

Lartigue. LA VIE EN COULEURS
Lartigue. LA VIE EN COULEURS

Su primera exposición tuvo lugar nada menos que en el MoMA, cuando él ya tenía 69 años, en 1963. Allí mostró cuarenta y tres de las aproximadamente cien mil imágenes que había realizado a lo largo de su vida y ese mismo año la revista Life le dedicó una portada que daría la vuelta al mundo.

Fue a partir de entonces, en la segunda mitad de la década de los sesenta, cuando Lartigue alcanzó un inmediato reconocimiento internacional por sus imágenes en blanco y negro de la Belle Époque y los locos y felices años veinte: elegantes mujeres paseando por el Bois de Boulogne o trabajando, primeros pasos de la aviación, carreras de automóviles, una burguesía descubriendo el lado lúdico de la moda…

Para su sorpresa (Lartigue era un tipo humilde, y además se consideraba sobre todo pintor), su nombre comenzó a entrar en las listas de grandes nombres de la fotografía del s XX. Hace cuatro años tuvimos ocasión de ver en los centros CaixaForum de Madrid y Barcelona una selección de las imágenes que le hicieron más célebre y que también responden a esa finalidad por él expresada de dejar inmortalizado su asombro, de captar momentos felices seguramente breves que hablan de la belleza de lo efímero y también de la fragilidad de nuestras alegrías.

Todas ellas estaban realizadas en blanco y negro, pero Lartigue no quedaba ahí: la Maison Européenne de la Photographie de París muestra, desde ayer y hasta el próximo 23 de agosto, una selección de trabajos en color nunca reunidos hasta ahora en una exposición.

Lartigue. LA VIE EN COULEURS
Lartigue. LA VIE EN COULEURS

Aunque las imágenes en color suponen aproximadamente un tercio de la producción de Lartigue, nunca hasta ahora se las había prestado demasiada atención, y nos revelan una faceta del artista realmente sorprendente.

Algunas de ellas se fechan entre 1912 y 1927: se trata de treinta autocromos de los ochenta y siete que Lartigue hizo desde el entusiasmo de su primera juventud y fascinado por las nuevas técnicas fotográficas. El francés experimentó en estas piezas con el citado proceso autocromo, técnica recientemente difundida a raíz del trabajo de los hermanos Lumiére. Las imágenes aparecen en placas de vidrio y en ellas destaca el intento de Lartigue por atrapar el color y el movimiento, y en el camino lo escurridizo de la vida. Lo engorroso y lento de este procedimiento le llevó a abandonarlo, y también a dejar de lado el color, hasta 1949, porque las placas autocromas, que se basaban en la síntesis aditiva, fueron el único mecanismo disponible para elaborar fotografía que no fuera en blanco y negro hasta los años treinta.

Ese año, tras más de dos décadas trabajando en b/n, volvería a interesarse por el color y con su Rolleiflex practicó sobre todo los formatos cuadrados. Se mantuvo, en cualquier caso, fiel a sí mismo, ejerciendo de “taxidermista” de lo que la vida le ofrecía, según su propia explicación a un periódico de París en 1968.

Llenas de espontaneidad, vida e instinto, sus imágenes son fiel reflejo de su visión hedonista de la vida y de su espíritu juvenil. Nos hablan del pasado, pero no transmiten nostalgia sino energía.

 

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