El arte contemporáneo en el sector público y privado

El arte contemporáneo en el sector público y privado

Los últimos cuatro martes ha tenido lugar en el Museo Lázaro Galdiano el ciclo El arte contemporáneo en el sector público y privado, un encuentro gratuito organizado por el Instituto de Arte Contemporáneo en el que se ha abordado el apoyo dado a la creación actual desde empresas e instituciones privadas, en las dos primeras sesiones, y desde instituciones públicas del ámbito local, autonómico y estatal, en las dos últimas.

Os resumimos lo dicho por los participantes, sesión por sesión:

Dos entidades comprometidas con el arte contemporáneo

En esta primera charla participaron representantes de dos instituciones que han emprendido en más de una ocasión proyectos culturales conjuntos: Charo López Meras, Directora de proyectos culturales de la Fundación Banco Santander; María Beguiristain, responsable de la coordinación artística de la misma Fundación, y Alicia Ventura, asesora del Proyecto Arteria DKV y comisaria de la Colección DKV.

Charo López, que recordó que en 2017 la Fundación Banco Santander cumplirá 25 años, explicó que esta institución pone en marcha tanto proyectos propios como otros vinculados a otras instituciones, procurando en todos los casos que resulten atractivos al público, que abran caminos nuevos y que guarden coherencia con las actividades previas puestas en marcha por la Fundación y con sus objetivos.

La institución –comentó- no participa, por principio, en proyectos enlatados en los que su presencia se reduzca a un logotipo, sino en propuestas que impliquen trabajo en equipo y diálogo.

El Banco Santander, lo sabemos, es una empresa grande, pero la Fundación es pequeña: en ella trabajan solo doce personas, y siguen dos líneas de trabajo: la recuperación y la educación. La primera vertiente se refiere a la puesta en valor de espacios naturales, de piezas musicales o literarias (por ejemplo, de escritores en lengua española poco conocidos u olvidados) y al apoyo a la investigación científica.

La Fundación Banco Santander no participa, por principio, en proyectos enlatados en los que su presencia se reduzca a un logotipo

Centrándonos en el campo del arte contemporáneo, la Fundación ha buscado apoyar el coleccionismo y la producción artística, además de desarrollar exposiciones propias (últimamente centradas en grandes fondos privados internacionales) y colaborar con las de otras instituciones, como Patrimonio Nacional. Seguramente recordáis el proyecto Horizontes del arte contemporáneo en España, que puso sobre la mesa, de la mano de expertos, la situación del sector y sus desafíos y que permitió a la Fundación definir las líneas de su trabajo.

Más tarde llegaron Levadura (que ha crecido desde su origen en Matadero para extenderse a más centros) y Entreacto, iniciativa que, a diferencia de aquella, dejó de celebrarse al no existir unidad de criterio con su organización, precisamente, sobre su ampliación a estudiantes de otras facultades y provincias.

El arte contemporáneo en el sector público y privadoMaría Beguiristain repasó las iniciativas emprendidas por la Fundación para apoyar el coleccionismo: FBS está presente en el programa First Collector de ARCOmadrid y en otros específicos para coleccionistas en SUMMA (charlas sobre el mercado del arte) y ESTAMPA (a través del programa Colecciona). Hay que sumar a estas el apoyo de la Fundación, desde hace tres años, al curso de verano sobre coleccionismo organizado por el IAC y la Universidad Menéndez Pelayo.

En cuanto al impulso a la producción, Beguiristain se refirió al programa Conexiones implementado en el Museo ABC y a la participación de la Fundación en Open Studio y en JustMad, en este último caso mediante la residencia Just Residence.

Y como asunto transversal a coleccionismo y producción habló por primera vez en el ciclo (habría muchas después) de educación: la Fundación participa en los programas educativos del Reina Sofía, el MACBA, La Panera y el CA2M (se suman a sus actividades, cada vez más, jóvenes de localidades cercanas a Móstoles). Otra vía reciente de colaboración con la creación ha sido Emplea Cultura: FBS ejerce de intermediaria entre jóvenes demandantes de empleo y empresas del sector que necesitan contratarlos.

Los criterios que determinan la elección, por parte de la Fundación, de apoyar unos u otros proyectos son la calidad y su viabilidad de futuro; no siempre es así, pero en algunos casos se trata de propuestas ya en funcionamiento y con buenos frutos. La participación de FBS no se limita a la financiación, sino que se realiza un seguimiento de todas ellas, con trabajo colaborativo.

Alicia Ventura, por su parte, explicó a fondo el proyecto de DKV en el Hospital de Denia, un centro público de gestión privada donde –según se planteó desde el principio- se desarrollarían intervenciones artísticas y obras site-specific para humanizar sus espacios.

Esas obras, en rotación, son seleccionadas por un comité asesor tras una convocatoria abierta a artistas. El hospital cuenta, además, con una sala de exposiciones, pero no al uso sino concebida como herramienta terapéutica que haga a los enfermos su estancia más placentera. También se les ofrecen talleres, siguiendo pautas médicas, como los de rehabilitación tras un ictus con musicoterapia.

DKV cuenta en su colección con 550 obras de todos los formatos y de artistas españoles jóvenes en su etapa de corta o media carrera. Dan prioridad al dibujo, la relación con la sostenibilidad, la nueva figuración, la geometría y la abstracción y la temática social.

Estos fondos crecen con trabajos seleccionados en becas de producción que DKV convoca junto a museos como LABoral, MARCO o Es Baluard y, más recientemente, junto a MAGMA, la Casa de Velázquez, Matadero y el Museo Lázaro Galdiano (además de la beca Grand Tour). Como la Fundación Banco Santander, esta entidad tampoco cede al mero patrocinio, sino que participa en coproducciones y proyectos de colaboración, atendiendo a criterios de calidad y necesidad: se opta por proyectos que encajan con los objetivos marcados, no tienen grietas y requieren realmente de ayuda. Más tarde se realiza un seguimiento serio sobre ellos –dijo Ventura-. También se incorporan a los fondos DKV obras coproducidas con galerías o galardonadas con premios-adquisición en ferias como ESTAMPA o SWAB (se opta por conceder estos reconocimientos en lugar de financiarlas sin más) y a través de compras en otras citas, como ArteSantander o Drawing Room, por citar algunas.

En cuanto a las colaboraciones de DKV con museos, estas se centran en proyectos educativos dirigidos a pacientes de la ciudad donde se encuentre el centro y conducidos por arte-terapeutas.

Ventura señaló que DKV no tiene intención de contar con museo propio, sino que prefiere ayudar a los existentes y sobre todo hacer llegar la creación a centros hospitalarios, aunque en la Torre de la aseguradora en Zaragoza se exhiben rotatoriamente sus fondos y algunas intervenciones site-specific.

Tanto Ventura como López y Beguiristain estuvieron de acuerdo en que no puede exigirse ningún tipo de cuantificación económica en el retorno del apoyo, únicamente cualitativa, y en que debe crecer el número de entidades que colaboran con los artistas y la cuantía de sus ayudas, de ahí la importancia de implementar una educación artística desde la infancia y de apoyar, con ese fin, al profesorado.

A pregunta del público sobre si estas iniciativas culturales tienen eco empresarial (charlas a empleados de DKV o el Banco Santander, etc), la respuesta fue negativa: estas propuestas interesan básicamente a profesionales de la cultura y quedan por atraer los ligados a otros sectores.

Iniciativas individuales de apoyo al arte contemporáneo

Esta fue la mesa de los coleccionistas: hablaron Helga de Alvear, Pilar Citoler y Javier Quilis, de la Colección Inelcom.

Abrió fuego este último, explicando el origen familiar de los fondos de INELCOM y su relación con los valores tanto de su familia como de la empresa. Se trata de instalaciones y obras de videoarte, 48 piezas museísticas de 53 artistas que ocupan 3500 metros cuadrados y que articulan el que quiere ser un proyecto cultural de largo recorrido que revierta en la sociedad. La base temática de las obras que integran la colección es la comunicación y la incomunicación, la energía y la memoria.

Pueden verse en los propios espacios de trabajo de INELCOM, que utiliza tecnologías propias para el mantenimiento y exhibición de las piezas y que con esas tecnologías también colabora en la producción de las mismas con los artistas, lo que a su vez genera el interés de los empleados. En INELCOM, por tanto, según explicó Quilis, el coleccionismo es una pasión familiar ligada a la filosofía de la empresa.

Citoler dijo entender el coleccionismo como una afición, una pasión y un aturdimiento

Pilar Citoler, por su lado, explicó que siempre ha coleccionado basándose en dos pilares: gusto e intuición. Comenzó a comprar arte hace 45 años (lo sigue haciendo), cuando en Zaragoza, su ciudad, aún no existían centros importantes dedicados a la creación contemporánea. En 2013 donó el 85% de sus obras al Gobierno de Aragón, que las expone en el Instituto Pablo Serrano.

Sus compras han sido “anárquicas”, no partían de la idea de configurar un modelo estricto de colección, así que la suya es plural. Quienes la estudian buscan encontrar lazos entre unos y otros trabajos, pero ella nunca tuvo intención de establecer esas relaciones al adquirirlos, cree en la gracia de lo espontáneo.

El arte contemporáneo en el sector público y privado

Citoler dijo entender el coleccionismo como una afición, una pasión y un aturdimiento y asegura haber mantenido relación con muchos de los artistas cuyas obras posee (algunos fueron también sus pacientes cuando era dentista).

La cesión de sus fondos a Zaragoza buscaba conseguir que el arte contemporáneo fuese en su ciudad algo cotidiano.

Por último, Helga de Alvear comenzó a comprar arte en 1967 y sus obras son reflejo conceptual o metafísico de la sociedad. Atesora 2500 que se exhiben en rotación en su Fundación cacereña, actualmente en proceso de ampliación.

La coleccionista recordó que compró la primera, por 50.000 pesetas pagadas a plazos, en la Galería de Juana Mordó, y explicó que, para ella, coleccionar es un vicio: a la hora de hacerlo no piensa en nombres, años ni formatos, sino que simplemente se enamora de las piezas y las compra como sea, antes de que otro lo haga. Nos pide, eso sí, que si nos decidimos a adquirir arte a través de las galerías y no en los estudios para no hundir a las primeras; dice que ella continúa haciéndolo así. Otra opción son las ferias, y la coleccionista valoró que ARCO está saliendo del hoyo. No puso la mano por ARCOlisboa, pero sí dijo que apoyará esta cita.

Confesó Alvear que ahora se vende poco y lo entiende por la situación económica, y que sabe de muchos galeristas, empezando por ella, que alguna vez se han quedado con obra de sus artistas para poder pagarles algo tras una exposición de venta escasa. Citoler, no obstante, animó a la compra y a perder el miedo a la coyuntura: quien quiera empezar una colección, debe empezarla ya, no esperar el momento ni dejar que pase ese instante de lucidez. A los coleccionistas que empiezan, Quilis les recomendaría fijarse en obras que les gustasen y les hicieran sentir, y en creadores jóvenes y asequibles, claro.

Todos estuvieron de acuerdo en que la iniciativa privada debería servir de modelo a los políticos y abogaron por la aprobación de la ansiada Ley de Mecenazgo. Hablando de mecenas, Helga de Alvear apuntó que en Gran Bretaña los sponsors se inmiscuyen en las compras de los museos; en España esto no ocurre –dijo- pero tampoco hay sponsors.

Algunos apuntes más: los tres están de acuerdo en impulsar el uso de sus colecciones como herramienta educativa, mencionaron que existen asociaciones de coleccionistas individuales pero no corporativos y subrayaron la importancia de incentivar el coleccionismo desde la infancia, cuando –aseguró Helga- está enraizado en nosotros de manera natural.

Políticas locales y autonómicas y arte contemporáneo

Esta fue la sesión más tensa, dentro de la paz. Hablaron de proyectos artísticos locales y autonómicos Ignacio Escuín, Director General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón; Jaime de los Santos, Director General de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid; Santiago Eraso, Director General de Contenidos y Espacios Culturales de Madrid Destino y Miguel Rodríguez Fernández, Director Técnico de Cultura del Ayuntamiento de Fuenlabrada.

El arte contemporáneo en el sector público y privadoJaime de los Santos comenzó recordando que actualmente la Dirección General de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid une competencias en artes escénicas y plásticas con el propósito de incentivar proyectos conjuntos entre ambos campos. También aseguró que se incentivarán las subvenciones y becas a artistas y que la Comunidad incrementará sus exposiciones: en Alcalá 31 pasarán de ser tres anuales a cuatro, con el fin de convertir este espacio en centro de exhibición para artistas españoles de media carrera. Desde 2017, también Alcalá 31 organizará muestras específicas de arte latinoamericano.

Otro propósito de futuro de su Dirección será trabajar en la comunicación y difusión al público de estas actividades y profundizar en la gestión que atienda a las Buenas Prácticas, como las seguidas en la elección de Carlos Segade como último director del CA2M.

Escuín abogó por la renovación del panorama museístico en Aragón, la salida a concurso de todas las direcciones de sus museos y la generación de un plan museístico nuevo e integral. Citó como ejemplo el proceso de elección- sin injerencias políticas, aseguró- de Juan Guardiola al frente del CDAN de Huesca.

Comentó que se trabaja, además, en la itinerancia de las colecciones de los museos aragones para hacer valer el patrimonio de la región y en la apertura de estos centros a nuevos públicos programando actividades no solo ligadas a las artes plásticas, sino también a la danza, la música y el teatro. También en el acercamiento de la cultura a los centros educativos mediante programas de iniciación, nuevas líneas de ayuda y residencias creativas, contando con el apoyo de galerías privadas.

Eraso hizo bandera de reivindicaciones viejas pero atemporales: el valor del papel del artista y el incremento de recursos públicos para la cultura y su mejor distribución, y se quejó de la impotencia de la administración pública a la hora de abordar los problemas del sector. En su opinión, en estos asuntos se ha producido una regresión generalizada en la última década y los creadores plásticos son, dentro de la cultura, uno de los sectores más débiles, en cuanto a protección social y ausencia de sindicato propio, debilidad que se debe, en parte y según él, a la consideración romántica y pasada del artista como genio y a la no consideración del arte y la creación documental como bien común vinculado a la educación y fundamental a la hora de formar ciudadanos críticos.

Eraso criticó que los recursos públicos se queden en el aparato y la mediación y no lleguen a la cadena de valor de la creación

Afirmó dar la batalla por perdida tras haberse dejado toda responsabilidad pública en este aspecto – apuntó- a la iniciativa privada. Criticó que los recursos públicos se queden en el aparato y la mediación y no lleguen a la cadena de valor de la creación.

En esa línea, Miguel Rodríguez Fernández defendió la responsabilidad de las instituciones públicas a la hora de asumir las competencias que la Constitución les otorga en materia cultural. Explicó que en Fuenlabrada la Concejalía de Cultura y la de Festejos se encuentran unidas, aunque separadas en áreas distintas, y que durante la crisis el presupuesto de esta Concejalía se redujo un 8%, pero esa caída se repercutió al completo en los festejos.

La política cultural en Fuenlabrada se gestiona a través del Patronato de Cultura, que tiene en el CEART (Centro de Arte Tomás y Valiente) uno de sus ejes vertebradores.

Este espacio, al que definió como “gran centro cultural con vida azarosa”, se rige –en sus palabras- por tres principios básicos: calidad, diversidad y participación. Los parones en su puesta en marcha tuvieron su parte positiva: sirvieron para madurar los contenidos del centro y generaron en la población una expectativa que motivó después una buena acogida.

Cuenta, arquitectónicamente, con tres niveles, y esa estructura entronca con su proyecto de artes visuales. No hay barreras entre sus distintos espacios, en comunicación. La Sala A programa cuatro exposiciones anuales de artistas destacados; la B se dedica a creadores jóvenes pero consolidados y la C está subdividida en varios espacios, uno de ellos de programación dirigida por asociaciones culturales de la localidad y el resto elegida en convocatoria pública por un jurado formado por artistas que han expuesto en las estancias A y B.

No hay en el CEART inauguraciones únicas: cada periodo expositivo de la sala A contiene dos periodos de la B, y esta dos periodos expositivos de cada una de las salas C. El centro acoge encuentros de ilustración para niños, ciclos de visitas, talleres para escolares y universitarios, cafés literarios…

Algunos retos: para Eraso, repensar la economía de la cultura; para Escuín, llegar a acuerdos sobre los equipamientos culturales entre las instituciones independientemente de su color político, y para De los Santos, incentivar las itinerancias, internacionalizar aún más el CA2M y sus propuestas y trabajar en la educación de las artes y la “educación sentimental” más allá del aprendizaje convencional. En este sentido, subrayó que el presupuesto de su área en la Comunidad ha crecido un 6% respecto al ejercicio anterior y que ese incremento se destinará en su mayoría a becas y a la creación de nuevos públicos, particularmente en áreas peliagudas como la danza. Dadas sus dificultades para atrapar espectadores, se apoya casi al 100% a los municipios que la programan.

El arte contemporáneo y el gobierno de una nación, actuaciones imprescindibles

Cesar Antonio Molina, Director de la Casa del Lector y ex ministro de Cultura; Concha Jerez, artista y vicepresidenta del IAC, y Jaime Sordo, Presidente de 9915, plantearon un panorama, realista o pesimista según la mirada, del futuro del panorama cultural en España, poco alentador, en su opinión, independientemente de quién vaya a gobernarnos. Todos apuntaron a la urgencia de dotar de solidez y rigor a nuestro sistema educativo como piedra de toque para crear los ansiados nuevos públicos.

Según Concha Jerez, y hablando en general, la sociedad no tiene conciencia de su derecho al conocimiento de la creación, un derecho democrático como cualquier otro –apuntó. Y esta falta de conciencia está ligada, según la artista, a nuestra noción de individuo, quizá más próxima a la de peón que a la de ciudadano crítico, y a una enseñanza que no hace hincapié en el desarrollo del individuo sino en la difusión de determinados conocimientos ligados a la economía.

Según Concha Jerez, la sociedad no tiene conciencia de su derecho al conocimiento de la creación, un derecho democrático como cualquier otro

Nos recordó que ser creativo no implica necesariamente convertirse en artista o escritor, sino en buscar nuevas soluciones en cualquier campo donde trabajemos. Para que la formación artística no recaiga en héroes autodidactas, reclamó un cambio absoluto en nuestro sistema formativo, aunque sin muchas esperanzas.

César Antonio Molina estaba de acuerdo, y achacó la imposibilidad de ese cambio a una oposición política irracional. Él se mostró partidario de que la política ayude a la cultura, dándole medios y recursos, sin tratar de dirigirla.

Como uno de los males de nuestro sistema educativo citó el destierro de las humanidades en todos los niveles desde la escuela a la Universidad, pero, además de a las instituciones públicas, apeló a la responsabilidad ciudadana: a la complicidad de los padres que creen que sus hijos tendrán mejor futuro aprendiendo nuevas tecnologías que materias humanísticas. Recordó la importancia de la educación en el ámbito familiar y la necesidad de considerar la cultura como bien esencial a proteger.

César Antonio Molina apeló a la responsabilidad ciudadana, a la complicidad de los padres que creen que sus hijos tendrán mejor futuro aprendiendo nuevas tecnologías que materias humanísticas

El reflejo de esa sociedad que no valora la cultura (siempre en general y en su opinión) lo encontramos en nuestros políticos, pero el ex ministro no espera que la situación cambie: Cada vez irá menos gente al Museo del Prado y cada vez se enterarán menos de lo que ven allí (…) Todo niño nacerá libre y entregará su libertad a Amazon y Movistar. Jerez apuntó igualmente la cuestión problemática del desconocimiento de las materias humanísticas en las facultades de Ciencias de la Información y a otra inconsciencia, la de que los museos son las bibliotecas públicas del arte a las que hay que acercar al ciudadano.

Jaime Sordo reivindicó un Ministerio propio para la cultura, la supresión del IVA al 21%, la aprobación  de una Ley de Mecenazgo que realmente lo fomente y la extensión de la idea de que cada individuo debemos atesorar a lo largo de la vida una mochila de conocimientos en aumento en calidad y cantidad. Molina fue claro en este asunto: en su opinión, hay dinero para apoyar lo que se quiere y el IVA y las medidas tomadas en relación con las pensiones de los autores jubilados que cobran derechos de autor o mantienen alguna actividad son un castigo. No se mostró optimista respecto a la aprobación de una Ley de Mecenazgo, gane quien gane las próximas elecciones, y pidió que en temas como estos interviniera el Presidente de turno si su Ministerio no adoptaba medidas.

En esta última sesión se debatió, asimismo, la difícil internacionalización del arte español. Jerez pidió que, además de seleccionarse de forma transparente a los directores de museos, se implantasen las Buenas Prácticas en la propia gestión de los centros y en sus estatutos, que A/CE hiciese mayores esfuerzos por exponer fuera a nuestros artistas, al margen de la promoción en nuestro país (y que no dependa de Exteriores), y que se destinen ayudas a artistas concretos en lugar de a asociaciones ambiguas.

La nota común de cada una de las mesas, lo habréis adivinado si habéis llegado hasta aquí, fue el incidir en la necesidad urgente de una formación más amplia y crítica, y en eso todos podemos ponernos en marcha.

 

 

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