Carlos Garaicoa, de ciudad y encantamiento

El artista analiza las urbes como metáforas en un proyecto en el CGAC

Santiago de Compostela,

Poderes y utopías han sido el eje del estudio de Carlos Garaicoa desde que inició su trayectoria artística en Cuba en los noventa, pero también la ciudad ha tenido un gran peso temático en su producción, y quedó claro en las dos exposiciones que en 2014 le dedicaron la Fundación Botín de Santander y el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles, “Orden aparente” y “Orden inconcluso”: en ambas podíamos entender que el escenario urbano, como elemento vertebrador pero también como espacio expositivo, es el que este artista entiende más propicio para establecer una comunicación directa con el espectador, por la facilidad de hacerlo suyo sin negar su carácter colectivo en esencia, de apropiarse de él y manipularlo para sus fines.

Hasta el próximo 1 de julio, y bajo el comisariado de Claudia Gioia, el cubano presenta en el Centro Gallego de Arte Contemporáneo “El palacio de las tres historias”, un proyecto que se inició en Turín, y que, de hecho, ya ha podido verse en su Fondazione Merz, pero que se plantea como un continuum narrativo abierto sobre los habitantes inmateriales de las ciudades y de sus arquitecturas: lecturas, recuerdos, agravios, pasados, la energía de la multitud.

"Carlos Garaicoa. Y Jesús dijo a Lázaro... (Proyecto para plaza pública), 2003. VEGAP, Santiago de Compostela, 2018
Carlos Garaicoa. Y Jesús dijo a Lázaro… (Proyecto para plaza pública), 2003. VEGAP, Santiago de Compostela, 2018

Antes que Turín, su ciudad natal, La Habana, supuso para Garaicoa un punto de partida a partir del que explorar, desde el conocimiento de lo próximo, las razones por las que las grandes ciudades son hoy metáfora de lo contemporáneo: las palabras, imágenes y utopías sociales, políticas y culturales que han hecho de ellas tejidos hilados por todos en continua transformación hacia rostros inciertos.

En Turín encontró el cubano nuevos ingredientes para un desafío: el de entender que las construcciones arquitectónicas no son solo realidades tangibles, sino también proyecciones de futuro, páginas por escribir y claves para contar historias en curso.

La fotografía fue la técnica primera en la que desarrollar su proyecto, fijándose en pórticos, casas viejas, grafitis… a los que no aplicaba apenas tratamiento digital para subrayar la expresividad que podía surgir de la precisión y del carácter directo de las imágenes, de su pureza.

A partir de esas imágenes, ha elaborado Garaicoa un discurso crítico en torno al paisaje urbano fotografiado, planteando qué es y qué permite esperar de él, las esperanzas que puede hacer factibles y las expectativas que no cumple. No lo hace desde un propósito documental y tampoco busca apelar a la nostalgia, sino abrir la mirada de si mismo y del espectador: ironizar y experimentar con lo construido y dado, pensar en los caminos urbanísticos no desarrollados y en los individuales y sociales que, en relación con ellos, tampoco fructificaron. Lo manifiesta en sus títulos, que son todo menos descriptivos y que adquieren el rol de integrantes significativos de las obras en sí: Acerca de esos incansables Atlantes que sostienen día por día nuestro presente (1993-1995), Cualquier sitio puede ser un buen sitio para vivir (1999) o El sueño de algunas ciudades es llegar a convertirse en otras (2001).

Carlos Garaicoa. Campus o la Babel del conocimiento, 2002-2004. VEGAP, Santiago de Compostela, 2018
Carlos Garaicoa. Campus o la Babel del conocimiento, 2002-2004. VEGAP, Santiago de Compostela, 2018

Junto a la imagen y la palabra, otro elemento fundamental en la obra de Garaicoa es el signo, muy relacionado con su invitación a la acción, a la traslación al terreno de nuevas teorías.

La propuesta del cubano en el CGAC nos propone considerar la arquitectura no solo como refugio, también como manifestación de necesidades no materiales ligadas a la creación de orden o a la creencia de que ocupamos, y tenemos, un lugar (simbólico) en el mundo, que no es irregular como el paisaje natural y que rebasará nuestro tiempo vital. Y también incide en su dimensión política y simbólica: en la información que las construcciones nos aportan sobre las relaciones sociales y de poder que les fueron contemporáneas. De este modo, hace de la arquitectura metáfora de lo individual y lo colectivo, de un tiempo y de un lugar específicos.

Esos planteamientos no son nuevos, los han manejado, desde estéticas distintas, Rachel Whiteread o el grupo Anarchitecture, que fundara Matta-Clark, entre otros, pero Garaicoa no modifica la arquitectura existente ni la quiebra, solo busca encontrar todas sus sugerencias posibles, e incluso halla poética en lo que quedó incompleto, como ocurría en el proyecto que presentó en la Documenta de Kassel de 2002, Continuidad de una arquitectura ajena.

No es casual que “El palacio de las tres historias” surgiera en Turín, porque esta ciudad italiana ha conocido, por su carácter industrial, una evolución arquitectónica que podemos extrapolar al continente: desarrollo y aceleración, privatización, transformación y debate abierto. En el camino ha habido profundos cambios de orden social que las propias construcciones han catalogado visiblemente en huellas que Garaicoa también ha archivado, como hizo en La Habana.

Al palacio que da título a la exposición todo el mundo puede acceder, es susceptible de ser recorrido, mirado, comentado y caminado. Es un ágora: simboliza la ciudad del presente, salpicada de vallas publicitarias, de no lugares y de mensajes que aluden a un mundo perfecto, supuestamente accesible a todos… e inexistente.

Carlos Garaicoa. Limpio, brillante, inútil, 2017. VEGAP, Santiago de Compostela, 2018

 

 

“Carlos Garaicoa. El palacio de las tres historias”

CGAC. CENTRO GALLEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEO

Rúa Valle Inclán, 2

Santiago de Compostela

Del 23 de marzo al 1 de julio de 2018

 

 

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