Se forma en la Academia de San Fernando bajo la influencia del neoclasicismo de José de Madrazo, que pronto abandona debido a la admiración que siente por Velázquez y Goya, hasta el punto de que su asimilación del mundo goyesco constituye el rasgo más definitorio de su producción. Sus obras se caracterizan por la utilización de una pincelada briosa y de factura desenvuelta, sin preocupaciones dibujísticas, con una materia jugosa y empastada de gran riqueza cromática y con la presencia de fuertes claroscuros. Alcanza gran éxito como pintor costumbrista y de escenas de carácter fantástico y siniestro, si bien es cierto que también es un excelente paisajista y retratista, como demuestra en Los hijos del artista, colección March, Palma de Mallorca. Entre sus continuadores, Paulino de la Linde y su hijo Eugenio Lucas Villaamil.