Se forma en la Chase School de Nueva York entre 1900 y 1906. Apenas influye en su obra tres viajes que hace a Europa. Desde 1913 a 1923 deja de pintar para dedicarse a trabajar como ilustrador. Su pintura de estilo realista se considera como una de las mejores expresiones de la soledad y el vacío del hombre contemporáneo. Entre sus obras más representativas cabe citar Casa junto al tren (1925) del Moma, Madrugada de Domingo (1930) del Whitney Museum of Art y Trasnochadores (1942) del Art Institute de Chicago. Hopper termina por pintar el arquetipo de la banalidad de la cotidianeidad americana, el carácter anónimo y la indiferencia entre los hombres de las grandes urbes. Con unos encuadres muy influidos por el cine, el tiempo parece detenerse en unas pinturas en las que no hay acción y en las que todos los detalles quedan presentados con igual intensidad.