Discípulo de Filippo Lippi, reacciona contra el naturalismo científico de Masaccio y restablece algunos elementos del estilo gótico como el sentimiento delicado, la gracia femenina y la importancia otorgada a las posibilidades ornamentales y evocativas de la línea. Su vida transcurre en Florencia, realizando un importante viaje a Roma (1481 – 1482), para trabajar en la decoración de la Capilla Sixtina en el Vaticano junto a Perugino, Rosselli y Ghirlandaio. En sus obras, desarrolla una representación idealizada del mundo mitológico, expresiva, arcaizante y llena de imaginación, ligada a la filosofía neoplatónica, que le lleva a representar a las divinidades clásicas como la imagen simbólica de alguna profunda verdad moral o metafísica. Dirige un activo taller y allí se forma su principal discípulo, Filippino Lippi. Ejerce una fuerte influencia en el prerrafaelismo del siglo XIX y en los artistas que se adhieren al Art Nouveau. Entre sus obras más importantes, La Primavera (1478), Galleria degli Uffizi, Florencia y El nacimiento de Venus, también en los Uffízi.