Una tabla flamenca, seis pinturas españolas y un lienzo italiano se incorporan a la colección del Museo del Prado

Pueden verse en sus salas desde el 11 de abril

MUSEO NACIONAL DEL PRADO

Pº del Prado, s/n

Madrid

Madrid,
Giulio Cesare Procaccini. Oración en el huerto
Giulio Cesare Procaccini. Oración en el huerto

Desde el pasado 11 de abril, el Museo del Prado muestra al público en sus salas un conjunto de ocho obras que han entrado a formar parte de sus fondos permanentes tras ser adquiridas por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte el año pasado. Se trata de pinturas de distintas épocas y escuelas, entre las que destaca Oración en el huerto, una tela fundamental del lombardo Giulio Cesare Procaccini, en la sala 5. En ella vemos como, en el huerto de Getsemaní, un ángel conforta a Jesús antes de su Pasión, mientras tres apóstoles, Pedro, Santiago y Juan, duermen a su alrededor. Cristo, con rostro agitado, solicita a su Padre que aparte de él la agonía que le espera ante la mirada atenta del ángel que alza su mano derecha hacia la divinidad.

Procaccini envolvió esas dos figuras en una luz poderosa que aviva la vibración de los colores de sus vestiduras: blancos luminosos, verdes, rojos y azules, con abundante materia afacetada, como aplicada con espátula. El resto de la pintura permanece en penumbra como corresponde al momento del día que representa, excepto la gloria azulada y rosácea que aparece detrás del ángel. Este dramático contraste lumínico es habitual en la pintura de Procaccini, y ha sido en ciertas ocasiones relacionado con Caravaggio, aunque parece más próximo a Ludovico Carracci, con el que también se emparentan las cabezas de los apóstoles en la sombra. Su pintura refleja una exaltada y dramática sensibilidad religiosa, con grandes figuras próximas al espectador.

Acompañan esa pieza una tabla del mismo tema de Luis Morales, composición que incluye uno de los paisajes más elaborados y cuidados del maestro extremeño, en la sala 52 C; y Aparición de Cristo crucificado a santa Teresa de Jesús y Aparición de Cristo resucitado a santa Teresa de Jesús o Matrimonio místico de santa Teresa, ambas en la sala 10 A, dos obras juveniles de Alonso Cano. Su etapa temprana no estaba hasta ahora representada en el Prado, ya que todas sus obras en la institución se fechaban hasta ahora con posterioridad a 1638, el año en que el artista abandonó Sevilla para asentarse en Madrid.

Al conjunto se suma la tabla flamenca anónima San Jerónimo orando, quizá relacionada con el llamado Maestro de las Medias Figuras de Amberes, en la sala 57 A; Cristo ejemplo de mártires, vinculada a una serie de pinturas de temática martirial que Juan Roelas realizó con su taller para el convento de la Merced de Sevilla, en la sala 7 A; Dios Padre retratando a la Inmaculada de José García Hidalgo, una obra que permite ampliar, en las colecciones del Prado, la casuística relacionada con esta iconografía de la Virgen, en la sala 18 A; y Las lágrimas de san Pedro, que corresponde a un interesante pintor naturalista no identificado y que enriquece el debate sobre el desarrollo del naturalismo en la pintura española del XVII, en la sala 10.

 

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