Todo Marc Chagall, en Milán

El Palazzo Reale abre su mayor retrospectiva italiana en los últimos cincuenta años

CHAGALL. UNA RETROSPETTIVA 1908-1985

PALAZZO REALE

Piazza Duomo 12

Milán

Milán,

220 obras representativas de la trayectoria de Marc Chagall, varias inéditas y otras cedidas por centros como el MoMA, el Metropolitan, la National Gallery de Washington, el Museo Nacional Ruso de San Petersburgo o el Pompidou y de medio centenar de colecciones públicas y privadas forman parte, hasta el próximo 1 de febrero, de una extensa retrospectiva de Marc Chagall que rastrea su evolución a lo largo de medio siglo de trayectoria (no hay que olvidar que el pintor, nacido en 1887 y fallecido en 1985, conoció las dos guerras mundiales y el exilio).

Puede verse en el Palazzo Reale de Milán y se compone de pinturas, acuarelas, pasteles y gouaches estructurados cronológicamente que nos permiten rastrear las influencias de la cultura rusa y hebrea en la producción de Chagall, las consecuencias de su paso por París cuando la capital francesa lo era también de la vanguardia, su posterior traslado a Estados Unidos huyendo del nazismo y su regreso a la Costa Azul, ya en los últimos años de su vida, para hallar un lenguaje pictórico, no menos poético, pero sí más sereno, bajo el peso (ligero) de los colores y la atmósfera de la Costa Azul.

CAPACIDAD DE ASOMBRO TRAS LAS GUERRAS

Si por algo destaca la carrera de Chagall a lo largo de cinco décadas de guerras, catástrofes, convulsiones políticas y avances tecnológicos es por su fidelidad a un estilo personal y accesible a todo espectador más allá de edades, procedencia o nivel cultural y esta muestra estudia precisamente esa fuerza inagotable de Chagall a la hora de no perder la coherencia, ni tampoco su capacidad de asombro y su inalterable fe en la humanidad pese a las penurias que conoció de cerca.

En esta exhibición podremos ver Le Petit Salon, que se considera su primer trabajo, y pinturas dominadas por la presencia de flores y animales, su recurso para la representación humana como judío y su rico uso de metáforas. Desarrolló un estilo pictórico expresivo y colorista muy vinculado a sus experiencias vitales y a las tradiciones religiosas y populares de la comunidad judía rusa a la que pertenecía. En él combinó ciertos elementos de la vanguardia cubista, del fauvismo y del orfismo de Delaunay para dar lugar a un estilo personal y difícil de clasificar.

Esta retrospectiva se centra en su pintura, pero Chagall trabajó también en el ámbito de la ilustración y experimentó con otros soportes, como la cerámica, el relieve y los mosaicos. Además, diseñó la puesta en escena de diversas piezas de teatro y ópera y en los últimos treinta años de su vida se dedicó fundamentalmente al diseño de vidrieras; realizó, entre otras, las de la catedral de Metz y las de la sinagoga del Hebrew University Hadassah Medical Centre de Jerusalén.

Si os gusta la obra de Chagall, buscad, en la editorial Acantilado, “Mi vida”, texto acompañado de dibujos que el artista escribió al poco de abandonar Moscú tras la Revolución Rusa.

 

 

 

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