Taro Izumi y el extraordinario absurdo

El Palais de Tokyo presenta su primera gran muestra en Francia

París,

A quienes visiten, hasta el próximo 8 de mayo en el Palais de Tokyo de París, “Pan”, la mayor muestra hasta ahora en Francia dedicada al escurridizo artista japonés Taro Izumi, los recibe un aparente muro de ladrillos, como si en vez de público de un centro de arte francés fuesen inmigrantes. Pero el muro no es tal: se trata de la proyección de un único ladrillo, filmado durante horas, a partir del ensamblaje digital de cientos de planos del mismo desde distintos puntos de vista.

Es un ejemplo del habitual uso de Izumi de objetos cotidianos con fines lúdicos y críticos, generando a partir de ellos instalaciones, esculturas y vídeos que hacen del accidente virtud y de la perturbación el efecto deseado.

Taro Izumi. Pan
Taro Izumi. Pan

Nacido en 1976 en Nara, residente en Tokio y bien conocido en Japón por su talante silencioso, Izumi participa este año en una de las residencias del programa de arte contemporáneo SAM Art Projects, puesto en marcha por la mecenas brasileña Sandra Hégédus Mulliez. Amante de lo absurdo, las formas inesperadas y el humor referido a nuestros hábitos sociales y artísticos, busca convertir piezas cotidianas (sillas, mesas, taburetes o cojines) en herramientas para la parodia del culto al cuerpo y de los héroes pasados y para plasmar su visión personal y novedosa de los orígenes de la escultura como arte. En palabras de Izumi: El objeto cotidiano a menudo emerge como un material privilegiado en mi trabajo. Desviados de su función, se convierten en un objeto de arte; vivimos, de hecho, en un mundo donde todos los valores fácilmente se pueden invertir.

Buena parte de sus proyectos presentan precisamente inversiones de significados y contenido performativo. Entre las piezas que se exhiben en el Palais de Tokyo figuran Fish that have melted become water (dos pantallas que proyectan la performance de un artista pintando con aerosoles las paredes de una exposición, haciendo frente a distintos obstáculos en su camino, y la de otro individuo borrando sus trazos); Inhale the shadow, en la que la pintura se aplica esta vez a piezas de fruta degradadas por el paso del tiempo para ocultar su envejecimiento; el vídeo 30, que muestra a varias personas imitando el aullido de un lobo, dejando fluir su lado salvaje, o la serie videográfica Beautiful assistant, dedicada precisamente a los asistentes del creador, a los que se muestra trabajando, revelando la estrella oculta que hay en cada uno.

En el vídeo Worms can differentiate between the laughter and cries of locusts también da cuenta de una curiosa performance en la que decenas de artistas se encuentran atrapados en una gran estructura. De sus conversaciones y actos pueden extraerse reflexiones sobre el lugar del individuo dentro de la sociedad y las posibilidades de inmovilizar elementos en un mundo cambiante.

Esta muestra forma parte de la nueva serie de exposiciones que el Palais de Tokyo inició hace una semana y que, bajo el título Saison en toute chose, analiza la relación entre personas y realidad y entre personas y objetos. Además de Izumi, participan del ciclo Abraham Poincheval, Emmanuel Saulnier, Dorian Gaudin, Mel O´ Callaghan, Anne Le Troter y Emmanuelle Lainé.

 

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