Saul Leiter y la intimidad del color

La Fundación Foto Colectania dedica una retrospectiva al fotógrafo

Barcelona,

 

Saul Leiter. Harlem, 1960 © Saul Leiter Foundation. Cortesía de la Gallery FIFTY ONE
Saul Leiter. Harlem, 1960 © Saul Leiter Foundation. Cortesía de la Gallery FIFTY ONE

Tras largo tiempo en el olvido, hace un par de años varias exposiciones y una película claramente inspirada en su estética, Carol, trajeron a la actualidad la producción fotográfica de Saul Leiter, un pionero de la imagen en color que, quizá por su carácter tímido y humilde y sus nulas pretensiones, no ha sido fotógrafo de culto hasta ahora.

Cualidades le sobraban, y además del don de la mirada oportuna fue un hombre trabajador: fotografió casi a diario hasta muy poco antes de morir y dejó 300.000 negativos, 20.000 impresiones en papel y también un millar de pinturas, porque él, en principio, quiso ser pintor. Y seguramente no podamos entender su obra sin tenerlo en cuenta.

Al mismo tiempo que Robert Frank, Bruce Davidson o William Klein modelaban, en blanco y negro, nuestra visión de Nueva York, Leiter también paseaba por sus calles y se dejaba fascinar, cámara en mano, por su vitalidad, pero elegía captarla en color. No en un color fiel, ni científico, sino en un color que hablara de la belleza de la ciudad en sus instantes fugaces e íntimos, azarosos. Seguramente si no hubiera trabajado antes en lienzos no hubiera podido manejar con el atino en que lo hizo los matices cromáticos que logró en sus fotografías, calibrar los resultados de la intersección de planos o de las gotas de lluvia.

Saul Leiter. Fay Smoking, 1946. Cortesía de la Gallery FIFTY ONE
Saul Leiter. Fay Smoking, 1946. Cortesía de la Gallery FIFTY ONE

Fue Eugene Smith quien le descubrió el potencial de la fotografía para sus pictóricos intereses. Como Pierre Bonnard, a quien admiró, convirtió el color en componente esencial de una Arcadia inesperada, urbana, de asfalto y paraguas, y, como él, evitó asociarse a corrientes, por más que le fascinara el cromatismo de los lienzos de los expresionistas abstractos.

La presencia en su obra de múltiples cristales empañados, figuras y objetos borrosos, casi convertidos en manchas, no es del todo azarosa: creía que lo real estaba esencialmente oculto y que era error común y habitual confundirlo con lo público, con lo que se ve. Habla de lo real, fijaos, no solo de lo importante como dijo El Principito, así que podemos extraer conclusiones sobre las cualidades que atribuía a lo visible. En el documental In No Great Hurry: 13 Lessons in Life with Saul Leiter, de Tomas Leach, llegó a decir que una ventana cubierta por gotas de lluvia le interesaba más que la fotografía de una persona famosa.

Saul Leiter. Red Umbrella, hacia 1955. © Saul Leiter Foundation, Cortesía de la Gallery FIFTY ONE
Saul Leiter. Red Umbrella, hacia 1955. © Saul Leiter Foundation, Cortesía de la Gallery FIFTY ONE

Aunque su trabajo es personalísimo, llegó a las portadas de las revistas de moda en la época en que las acaparaban Avedon y Penn; era un empleo alimenticio y no dejó de compatibilizarlo con sus paseos callejeros y con sus hallazgos de momentos que lo contenían todo antes de evaporarse. Todo el lirismo y toda la potencia del color, que concebía como fin y no como mero instrumento expresivo. Decimos hallazgos, y no búsquedas, porque la mayoría de sus obras las tomó en un radio de dos manzanas respecto a su apartamento en el East Village.

Nunca se hizo, ni lejanamente, rico en lo material, pero siempre le importó un pimiento: sabía que la fortuna era irreal, voluble. Entendió, en sus épocas de menor reconocimiento, que sus formas de encontrar la belleza podrían estar pasadas de moda y que puede que algún día no lo estuvieran.

Hoy no lo están y Leiter, jugadas del destino, es un fotógrafo amado tanto por los amantes sólidos de la fotografía como por el gran público. La Fundación Foto Colectania presenta, en colaboración con la fundación neoyorquina del autor, una retrospectiva formada por 130 imágenes que repasan todas las facetas de su extensa carrera de seis décadas y por un fragmento del mencionado documental de Leach, fechado en 2013.

Aproximadamente la mitad de las obras que forman parte de esta antología corresponden a sus espontáneas imágenes urbanas en color, muchas de ecos abstractos; una treintena son piezas en blanco y negro y el resto corresponden a retratos tempranos de sus más cercanos, a desnudos y a sus colaboraciones con Elle, Esquire y Harper’s Bazaar.

Incluso estas últimas llevan el sello más propio de Leiter: el tema central queda desenfocado. Así es la realidad.

Saul Leiter. Taxi, 1957 © Saul Leiter Foundation, Cortesía de la Gallery FIFTY ONE
Saul Leiter. Taxi, 1957 © Saul Leiter Foundation, Cortesía de la Gallery FIFTY ONE

 

 

“SAUL LEITER: In Search of Beauty”

FUNDACIÓN FOTO COLECTANIA

c/ Passeig Picasso, 14

Barcelona

Del 29 de junio al 21 de octubre de 2018

 

 

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