Se licenció en Biología en la Universidad del País Vasco, pero Ricky Dávila pronto tuvo claro que su vocación no se inclinaba hacia la ciencia y terminó graduándose en el prestigioso ICP de Nueva York en 1990. Sus primeros trabajos los desarrolló en el ámbito del reportaje y de la imagen publicitaria por encargo, para después reorientar su producción hacia el fotolibro y el ensayo. A día de hoy dirige el Centro de Fotografía Contemporánea de Bilbao y presenta, hasta el próximo 6 de marzo en la Sala de exposiciones de la sede de Gas Natural Fenosa en Barcelona, “Todas las cosas del mundo”, el resultado de un proyecto especialmente introspectivo que llevó a cabo durante tres años, entre 2010 y 2013, combinando trabajos visuales con poesías escritas. Aquí veremos 46 de esas imágenes, de las que seis son poemas fotografiados.
El título de la muestra, que es también el del fotolibro que la acompaña (uno más tras Retratos, Alakrana, Manila, Ibérica-una suerte de inventario de la actual sociedad española- o Nubes de un cielo), hace alusión al redescubrimiento por Dávila de su entorno más cercano: familia, memoria, seres queridos…desde una nueva mirada y a la consideración de ese escenario como medida del mundo, del cosmos.
Se ha dejado influir por grandes figuras tanto de la fotografía como de la poesía, como Darío Villalba, Daidō Moriyama o Wisława Szymborska, a la hora de desarrollar su propio concepto de nihilidad aplicado a la imagen y de interpelar al espectador, de hacernos reflexionar sobre el transcurso del tiempo, que, en palabras que suscribe el propio Dávila, reduce todo recuerdo al espejismo de una mera ilusión, como molinillo infatigable.
Testigo y notario visual de un tiempo y una sociedad en constante cambio, Dávila ha combinado en su trabajo la descripción y la metáfora, la intención documental y un innegable sello artístico. Se ha alejado de presupuestos editoriales para buscar rostros, almas o paisajes cautivadores que destacasen por su fuerza expresiva y que supusieran un desafío a nuestra curiosidad, un incentivo a la imaginación.
Podríamos entender el conjunto de su obra como un amplio poema visual compuesto por semblanzas que escapan de estereotipos y profundizan en la condición individual de cada retratado. No se centra tanto en lo exótico como en lo esencial.
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