Peter Lowe fue uno de los artistas más originales entre los activos en Gran Bretaña a mediados del siglo pasado, pero apenas resulta conocido fuera; probad a hacer una rápida búsqueda en Google. Fue miembro y cofundador del Systems Group (colectivo que hizo de la geometría en construcción su lenguaje) hasta su disolución a mediados de los setenta y alcanzó reconocimiento en la década anterior, tras formarse en el Goldsmith College de Londres bajo los dictados de Kenneth y Mary Martin y presentar su primera muestra comercial en la Drian Gallery, también en la capital británica.
En aquel tiempo la abstracción geométrica se encontraba ya arraigada en la Europa continental, pero no en Inglaterra, donde recibió una acogida a medio camino entre el interés y el escepticismo: hubo quien se refirió a estas obras destacando una supuesta frialdad clínica, pero también quien supo ver su elegancia limpia y lo artesanal de su construcción.
La producción de Lowe forma hoy parte de los fondos de la Tate Britain y el Arts Council, entre otras internacionales, y siempre ha sido bien valorada por coleccionistas y críticos, pero podemos considerar que pertenece a la generación que Alistair Grieve bautizó como “los olvidados de la vanguardia”. Se trata de un repertorio racional, abstracto y siempre basado en la geometría, en la búsqueda de las múltiples posibilidades compositivas a las que esta puede dar lugar, incluyendo relieves y obras transformables en las que pudo canalizar sus deseos de experimentación. Transmite claridad y precisión gracias a la simplicidad de las formas y a su meticulosa atención a los detalles, común tanto a sus trabajos iniciales como a los que actualmente sigue desarrollando en su estudio de Londres.
Un vistazo rápido a la obra de Lowe proporciona, de forma más bien inmediata, placer visual, y hay que prestar atención a esas sensaciones cuando nos encontramos ante piezas determinadas por lógicas aritméticas, por la sistematización, las secuencias de elementos, las permutaciones o la rotación progresiva de los mismos y el análisis de las relaciones espaciales entre las formas. Nuestra apreciación placentera de las obras de Lowe no depende de que conozcamos esos sistemas, pero una aproximación somera a los mismos mejora nuestra experiencia contemplativa incorporando a ella factores que trascienden lo puramente visual.
El interés de Lowe por la abstracción constructiva deriva de su formación temprana en el citado Goldsmith College y de un viaje a París que realizó en su segundo año de estudios en el que pudo conocer la escultura de Naum Gabo, Hans Arp y Alexander Calder, Van Doesburg, Richard Lohse y Max Bill (fundamentalmente su arte concreto) son también sus referentes confesados.
Desde fines de los setenta forma parte de IAFKG (Internationaler Arbeitskreis für Konstruktive Gestaltung, más tarde conocido simplemente como Arbeitskreis), un grupo de arte constructivista paneuropeo, y ha tomado parte en buena parte de sus proyectos, como la construcción de una gran escultura al aire libre en la región alemana de Fulda, basada en un sistema de permutación.
