Eclécticas. Así son las propuestas de las dos nuevas muestras que el CAB de Burgos presentará a partir del 13 de febrero: por un lado, el artista mexicano Pedro Reyes convertirá su muestra en un patio de recreo, ofreciéndonos un recorrido lúdico por las distintas etapas de la vida; por otro, los diseñadores industriales, y también artistas holandeses, Tejo Remy y René Veenhuizen nos presentarán una selección de originales objetos elaborados con materiales humildes, un toque de poesía y mucho humor.
Comenzamos por Reyes, que nos recibe en Burgos con una estructura espiral a modo de tablero de Juego de la Oca con 63 casillas que representan el tránsito por las fases de nuestra existencia. El proyecto lleva por nombre “El juego de la vida”: a medida que los espectadores tiramos los dados, el devenir de la partida nos conduce por la sala que alberga la exposición, que queda así, además, activada. En el camino escuchamos canciones alusivas a determinados momentos vitales que se han seleccionado atendiendo a la propia estructura del juego.
El encargado de escogerlas ha sido un experto de lujo: el musicólogo zamorano Joaquín Díaz, con medio siglo a sus espaldas compilando romances y cantares tradicionales españoles. Para esta ocasión, Díaz ha elaborado un disco doble que contiene la banda sonora de “El juego de la vida”. No lo sabíamos, pero artista y musicólogo están ligados por relaciones familiares.
Hay que subrayar que Pedro Reyes, que se mueve en los terrenos de la escultura y la performance, el video y la arquitectura, investiga en su producción los nexos entre el espacio físico y el espacio social y concibe la creación artística como un “arma cargada de futuro”, una herramienta útil para promover la acción individual y colectiva frente a los problemas políticos, humanos y medio ambientales de hoy. Ante ellos propone soluciones que nos resultan a un tiempo prácticas y simbólicas.
Entre sus proyectos más conocidos podemos mencionar Palas por pistolas,una campaña social para contrarrestar la posesión de armas de fuego en la ciudad mexicana de Culiacán, o Sanatorium, una propuesta de clínica terapéutica que hiperestimula a quienes padecen estrés o depresión por soledad.
Por su parte, Tejo Remy y René Veenhuizen son expertos en el diseño de obras prácticas y de cuidada estética fruto de procesos de trabajo tan sencillos como experimentales. Abogan por el ahorro, la imaginación, la sencillez y la ecología y habitualmente se reapropian de materiales en apariencia inútiles o ajados para aportarles un nuevo uso adaptado a su filosofía del reciclaje.
Sus trabajos forman parte de las colecciones de centros como el MoMA, el Central Museum de Utrecht, el LACMA de Los Ángeles, el High Museum de Atlanta, el Stedelijk Museum de Amsterdam o el Die Neue Sammlung de Munich, y entre los más célebres encontramos un cofre de cajones, una silla de alfombras o una lámpara elaborada con botellas de leche.
Se muestran especialmente respetuosos a la hora de recuperar los materiales: atienden a su historia y su significado pasados y sólo los transforman en términos de diseño. Dotando a las formas y subrayando el valor expresivo de texturas y colores, reivindican el legado de Droog Design, el colectivo de diseñadores que a principios de los noventa triunfó a raíz de exponer en la Feria Internacional del Mueble de Milán.
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