Pascale Marthine Tayou: artesanía y globalización

El artista presenta su primera individual en Londres

Londres,
Pascale Martine Tayou. Boomerang
Pascale Martine Tayou. Boomerang

Junto con la retrospectiva de Leon Golub “Bite your tongue”, la otra gran muestra que las Serpentine Galleries han preparado para esta primavera es “Boomerang”, primera individual en Londres (que no en Reino Unido) del artista camerunés establecido en Bélgica Pascale Marthine Tayou. Se compone de una treintena de piezas, algunas creadas específicamente para la Serpentine.

Desde hace cuatro años, Tayou ya ha presentado en numerosos museos internacionales, como la Konsthall de Malmö, el MAC de Lyon, el MUDAM de Luxemburgo, el MACRO romano, Kunsthaus Bregenz o el Fowler Museum de la UCLA, una producción escultórica atractiva por hacer converger su impronta personal y la de la tradición artística de su país con rasgos globales; transmite emociones individuales o nacionales y contiene referencias a sociedades y economías periféricas en los actuales tiempos de consumo masivo.

El lenguaje de este artista autodidacta se basa en los arquetipos de la artesanía tradicional camerunesa y sobre ellos aplica formas misteriosas y fantásticas, a veces antropomorfas y en otras ocasiones animales, como en el caso de la figura de la serpiente Africonda, de 100 metros.

Sus habilidades son las de un artesano tradicional, pero los materiales que utiliza son a menudo orgánicos, y a veces, encontrados: telas de vivos colores, madera, plástico, vidrio…con origen local: le gusta trabajar in situ.

Antes de iniciar su camino artístico, Tayou estudió derecho, dice que con el ánimo de contribuir a una sociedad más justa, pero ante unas leyes que consideraba corruptas comenzó a crear en la década de los noventa, una etapa de intensa agitación política y social en el área occidental africana.

Pascale Martine Tayou. Boomerang
Pascale Martine Tayou. Boomerang

Quería hacer arte pese a tener la sospecha de que éste, en el fondo, no existía más que como mera manifestación material, como cualquier otra, de la espiritualidad humana, como forma de comunicarse. Parte de la premisa de que arte y vida no pueden separarse, de ahí que recicle para sus instalaciones y proyectos site-specific todo tipo de materiales que, en definitiva, no hacen sino hablarnos del continuo trasiego de personas por el mundo, de multiculturalismo y de una vida, la suya, definida por la mezcla. Tanto es así que defiende que la autoría de sus obras es colectiva, y que éstas son fruto de sus viajes, sus encuentros personales, del azar, la energía, la espontaneidad, la cotidianidad misma.

En sus comienzos, a mediados de los noventa, su producción se basaba en el dibujo: en 1995 creó una extensa serie de bocetos, titulada Das Kapital, que individualmente resultan difíciles de asimilar pero que, en su conjunto, componen una red de energía. Los elaboró con tizas, rotuladores o bolígrafos y con gran rapidez, mecánicamente, casi a mano alzada, sin detenerse a contemplarlos hasta que los hubo terminado y ese proceso de trabajo, salvando las distancias, es el que ha mantenido en sus instalaciones y propuestas específicas.

Lo mejor y lo peor del mundo se da cita en las palabras y el ritmo de sus textos, los objetos que clava en las paredes y sus enormes collages de retales en tres dimensiones.

“Boomerang” podrá verse el próximo verano en el BOZAR de Bruselas, centro que coorganiza la muestra.

Comentarios