Otro Manolo Valdés

La Fundación Bancaja repasa su obra desde los ochenta

Valencia,
Manolo Valdés. Retrato en grises, 1998
Manolo Valdés. Retrato en grises, 1998

Tras Vicente Ortí y Sorolla, el tercer artista valenciano que estos meses hospedan las salas de la Fundación Bancaja en esa misma ciudad es Manolo Valdés, el autor de Las Meninas que han itinerado por las calles de numerosas ciudades de España y de múltiples esculturas públicas en medio mundo, pero también de una obra que, sobre todo en las últimas décadas, ha sido muy variada en temáticas y que ha escapado a la tendencia pop y a los principios estéticos de Equipo Crónica, el colectivo que fundó en 1964 junto a Rafael Solbes y Antonio Toledo.

Esta muestra valenciana, abierta hasta marzo de 2018, se plantea como una antología de la producción del artista acotada a las últimas cuatro décadas, así que el público podrá conocer obra menos conocida, a menudo íntima y muchas veces inédita. Componen la exhibición, comisariada por Kosme de Barañano, 150 trabajos procedentes tanto de los fondos de Bancaja como de colecciones particulares.

Se trata de pinturas, esculturas, grabados, muebles y piezas que podemos asociar a las artes aplicadas. Barañano ya comisarió en 2002, cuando era director del IVAM, una retrospectiva en el Guggenheim Bilbao de la obra entonces reciente de Valdés, y podemos considerar este proyecto como continuador de aquel a la hora de acercar al espectador a las ideas y la estética que ha imprimido el artista a su trabajo desde que Equipo Crónica quedó atrás, en 1981. Atrás relativamente, porque Valdés reconoce no tener ningún inconveniente en plantear trabajos que se inspiren en aquellos o supongan respecto a ellos una evolución, del mismo modo que mira sin cesar a los maestros de la historia del arte buscando ofrecer una visión personal y contemporánea sobre mitos sin fecha de caducidad.

La presencia en la exhibición de obras de diversas técnicas viene dada por la voluntad de Bancaja de subrayar la variedad de medios con los que Valdés ha trabajado en paralelo, no solo desde los ochenta, sino desde sus comienzos, concibiendo unos y otros como parte de un todo, de una misma praxis artística en la que buscaba dar salida, fuese pintando, grabando o esculpiendo, a similares desafíos matéricos o iconográficos.

Si como arte y parte de Equipo Crónica, Valdés se propuso convertirse en cronista visual actualizado de la realidad española en lo político y lo social, a través de un realismo desmitificador e irónico que evocaba al pop por su objetividad y su tendencia al trabajo seriado, disuelto el grupo tras el fallecimiento de Solbes Valdés optó por seguir trabajando en series pero a partir de un lenguaje más personal, de una figuración a veces estilizada y a veces desgarrada. Ha elegido reflexionar sobre la figura humana, manipulando una y mil veces los modelos de referentes fundamentales, pero también ha elaborado bodegones a partir de periódicos, naipes, helados u hojas de árboles, estos últimos sorprendentemente delicados; también versiones de más caras africanas o variaciones matissianas.

En cuanto a sus esculturas, podemos ver en Valencia Meninas, Bañistas, retratos icónicos como el de Mickey Mouse y máscaras en las que ha trabajado en los últimos años, así como bocetos para sus proyectos destinados a espacios públicos. Puede sorprender la variedad de materiales que emplea: desde el mármol al alambre pasando por bronce, hierro fundido, resinas epoxi, azules o espejos.

 

“Manolo Valdés. Una visión personal”

FUNDACIÓN BANCAJA

Plaza de Tetuán, 23 

Valencia

Del 6 de octubre de 2017 al 25 de marzo de 2018

 

 

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