Notas sueltas desde Cuba

Vicente Jarque

Eduardo Ponjuán (nacido en 1956) es probablemente una de las figuras más representativas de lo que ha sido la pintura cubana a partir de los ochenta.

“Eduardo Ponjuán. De un solo trazo”
Galería Tomás March, Valencia
Del 26 de mayo al 22 de julio de 2006
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En esta medida, puede considerarse como una buena ilustración de lo que podía hacerse en unas condiciones tan específicas, mientras el debate general en Europa discurría, tal vez, por otros derroteros de menor sustancia. Esta es la razón por la que, más allá del tópico, debe reconocerse la singularidad de su trabajo. Ponjuán ha realizado esculturas inclasificables, ha jugado con los objetos más dispares, ha dibujado mucho, y pintado, por supuesto (incluso a cuatro manos, con ayuda de René Francisco Rodríguez).

Eduardo Ponjuan. Díptico, 2006 En esta exposición se presentan una serie de pinturas negras sobre tela asfáltica (“chapapote”) con versos inscritos como marcas sobre ganado, junto a unas series de dibujos compuestos de imágenes fragmentadas o aleatorias, insospechadas (“Por diversos conceptos”, se titula una de ellas) ; en la otra dominan cabezas aisladas, sin cuerpo, frente a objetos enigmáticos, o bien distintos aparatos bélicos), y de unas fotografías de oleajes tomadas desde la costa. En todos los casos encontramos imágenes inteligentes y muy poco habituales.

Eduardo Ponjuan. Díptico, 2006

Eduardo Ponjuán
No es la mente, no es el Buda, no es nada, 2002

Eduardo Ponjuan
No es la mente, no es el Buda, no es nada, 2002

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