Las transformaciones sociales, políticas y económicas que sucedieron a la Segunda Revolución Industrial derivaron en la sociedad de consumo que hemos ido gestando a lo largo del pasado siglo XX y, en el camino, a cambios culturales muy profundos que han influido tanto en nuestra forma de ver el mundo como en nuestras maneras de registrarlo. En esa evolución de nuestra mirada, y de nuestra forma de plasmarla, tuvo un peso esencial el desarrollo de la fotografía y su difusión gracias a la producción seriada de cámaras cada vez de menor tamaño y a las nuevas emulsiones.
Si en inicio aquellos cambios ocasionaron la difusión directa de imágenes en la prensa y la cada vez mayor demanda social de contenidos gráficos en publicaciones de todo tipo, paulatinamente también se manifestaron en la aparición de fotógrafos aficionados, que en el caso de España, y también en el más específico de la provincia de Huesca, vivieron un momento de particular crecimiento en el primer tercio del siglo pasado.
Muchos de ellos eran burgueses, profesionales liberales (médicos, farmaceúticos, comerciantes) que buscando reflejar la realidad cambiante de la que eran testigos experimentaron con procedimientos y técnicas en el marco del contexto fundamental de los círculos y los salones, las tertulias, las muestras colectivas y los concursos, bastante habituales en aquellos años, en los que también se conoció el surgimiento de asociaciones fotográficas, a veces vinculadas al incipiente turismo, como fue el caso de la agrupación Turismo del Alto Aragón, que buscó promocionar esa comarca a través de material gráfico, postales y determinadas muestras.
En homenaje a aquellos primeros fotógrafos amateurs, sobre todo a los que trabajaron en Huesca, la Sala de Exposiciones de su Diputación abre el próximo 20 de mayo “Más allá de la afición. Nicolás y Elías Viñuales”, exposición que recuerda la labor de estos dos hermanos que, desde su mirada particular y evolucionando a lo largo de varias décadas, asumieron, partiendo de su amateurismo, actividades que hoy asociaríamos a fotógrafos profesionales, porque, además de registrar escenas de la vida cotidiana significativas de los cambios sociales de los que hemos hablado, llevaron a cabo retratos de cuidada técnica y estampas costumbristas con un sello propio.
En un primer momento, sus trabajos beben del lenguaje pictoricista y del de la estampa, pero con el tiempo ambos fueron desarrollando las posibilidades de la instantaneidad que ofrecía la fotografía, un legado de valor tanto documental como estético.
En la Diputación podremos contemplar, hasta el 31 de julio y con la colaboración del Ayuntamiento de Huesca y la familia Villanueva-Loscertales, propietarias junto a esta institución de los fondos de los Viñuales, matrices negativas o los positivos conservados, copias de época, material de laboratorio, publicaciones y documentación que contextualiza su producción.
Comisarían el proyecto M.ª Fernanda Gómez Lanuza y Obarra Nagore Estabén.
