Modigliani contra la mitomanía

La Tate Modern presenta su mayor muestra en el Reino Unido

Londres,
Amedeo Modigliani. Desnudo, 1917. Colección privada
Amedeo Modigliani. Desnudo, 1917. Colección privada

Hasta el próximo abril, podemos acercarnos en la Tate Modern a disfrutar de cerca de un centenar de obras de Amedeo Modigliani: retratos, esculturas y un conjunto de desnudos que unas veces refuerzan nuestra imagen familiar del artista y otras la cuestionan, presentando al italiano como un creador movido por el afán de experimentar al que su vida breve le impidió profundizar aún más a fondo en la transgresión de los cánones.

La exhibición es la más completa que hasta ahora se le ha dedicado en el Reino Unido y en ella destaca la sección centrada en sus desnudos, por su número (diez, entre ellos los célebres Desnudo sentado, llegado de Amberes, y Desnudo reclinado, prestado por el MoMA) y porque, según los planteamientos de las comisarias Nancy Ireson y Simonetta Fraquelli, fue en ellos donde Modigliani desplegó sus mayores innovaciones compositivas, donde volcó su interés por modernizar la pintura figurativa.

Al margen de sus enfoques, también resultaron provocadores por su carácter explícito y, de hecho, la única exposición en solitario que Modigliani presentó en vida, en la Galería Berthe Weil en 1917, fue censurada y clausurada por indecencia.

Nacido en Livorno en 1884, Modigliani se trasladó a París en 1906 deseando imbuirse de la vanguardia. Su carrera fue una continua evolución, sobre todo desde que llegó a Francia y la cultura popular y el entorno creativo que conoció fueron la base de su inspiración: abrirse de primera mano a la pintura de Paul Cézanne, Henri Toulouse-Lautrec y Picasso le llevó a desear dar forma a su propio lenguaje visual, que comenzó a gestar en los lienzos tempranos Busto de joven mujer (1908) y El mendigo de Leghorn (1909). El primero ha llegado a Londres desde el Museo de Arte Moderno de Villeneuve -d’ Ascq y el segundo lo ha prestado un coleccionista privado.

Se codeó Modigliani con poetas, traficantes, escritores y músicos; también con artistas, y algunos posaron para él, como Diego Rivera en 1914 o Juan Gris en 1915; también Jean Cocteau, un año después. Aunque si, después del pintor, hay una protagonista en esta retrospectiva de la Tate esa es la poeta y escritora Beatrice Hastings, que se nos presenta aquí, no solo como musa, también como figura relevante en el paisaje cultural de su tiempo, invitándonos a reconsiderar el papel de la mujer en la obra del italiano.

 

Otro descubrimiento de la exposición de cara al gran público será el de su escultura, la vertiente menos difundida de su obra: en Londres podemos contemplar un número importante de las Cabezas en las que trabajó antes de la I Guerra Mundial. Es probable que, debido a su mala salud y a sus dificultades económicas, no esculpiera Modigliani tanto como hubiera querido, pero sí dedicó un periodo breve de forma intensa a la talla, bajo la influencia de sus amigos Brancusi y Jacob Epstein.

Amedeo Modigliani. El pequeño campesino, hacia 1918. Tate
Amedeo Modigliani. El pequeño campesino, hacia 1918. Tate

La mala salud también estuvo detrás de su decisión de abandonar París en 1918 durante un periodo prolongado y trasladarse al sur de Francia. Allí adoptó una paleta de colores más mediterránea, y también cambiaron sus modelos: comenzó a pintar no a urbanitas parisinos sino a gentes locales, niños o tenderos; de esa etapa la Tate Modern nos enseña Joven mujer del pueblo (1918) y Niño con chaqueta azul (1919).

El broche final lo ponen los retratos que Modigliani dedicó a su círculo más cercano, a amigos y amantes que le proporcionaron cuando pudieron el apoyo emocional y financiero que nunca dejó de necesitar dada su personalidad turbulenta y su inestabilidad económica. Entre ellos figuran su marchante Léopold Zborowski y su compañera Hanka, y por supuesto, Jeanne Hébuterne, que también era pintora pero nos legó una producción escasa; como sabéis, se suicidó tras la muerte del pintor a raíz de una meningitis tuberculosa. Podemos ver varios de los retratos que Modigliani hizo de ella en sus últimos años representándola desde apariencias múltiples, como niña o como madre. Los han prestado instituciones internacionales como el Museo de Arte de Filadelfia y el Metropolitan de Nueva York.

Los visitantes también podrán disfrutar de una nueva experiencia de realidad virtual integrada en el corazón de la exposición: The Ochre Atelier: Modigliani VR Experience, que les permitirá adentrarse en el estudio donde el artista vivió y trabajó en los últimos meses de su vida.

Por otro lado, un avance apetitoso: la Tate Britain acaba de anunciar que en 2019 dedicará una amplia muestra a examinar las relaciones de Van Gogh y Gran Bretaña: hasta qué punto el artista se dejó inspirar por el arte, la literatura y la cultura inglesas y cómo él inspiró a autores británicos, de Walter Sickert a Bacon.

 

“Modigliani”

TATE MODERN

Bankside

Londres SE1 9TG

Del 23 de noviembre de 2017 al 2 de abril de 2018

 

 

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2 respuestas a “Modigliani contra la mitomanía”

  1. Janine Lannelongue

    Porque no hablan de la amistad entrañable entre Modigliani y el famoso escultor Jacques Lipchitz , del retrato que hizo de el y su esposa Berta y como Lipchitz le ayudaba economicamente. ? Lipchitz fue uno de los mas grandes escultores del Siglo XX y en MasdeArte nunca
    lo mencionan !

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    • masdearte

      Hola Janine, oído cocina. En breve prepararemos un rebobinador de Lipchitz. ¡Saludos!

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