Masao Yamamoto es un fotógrafo japonés que ha convertido el cuerpo y la naturaleza en los ejes de su trabajo: fotografías de pequeño tamaño protagonizadas por la luz y por la vida, porque además de por su poesía, destacan por transmitir positividad. Él mismo ha explicado que valora como buena imagen la que es capaz de aliviar, de recordar momentos buenos y de infundir ánimos, y para cumplir ese fin no es necesario que refleje acontecimientos trascendentales ni objetos particularmente especiales. Por eso podríamos decir que su obra tiene prácticamente una cualidad terapéutica.
Pintor antes que fotógrafo y coleccionista de insectos y de imágenes desde niño, Yamamoto utiliza en ocasiones procedimientos pictóricos al tratar sus imágenes: las rasga, las pinta o las tiñe y vera con té. Sus texturas y los matices de sus tonalidades son intencionados y personales y el hecho de que estas imágenes tengan un formato íntimo favorece el que las asociemos a recuerdos fáciles de transportar. Son tan pequeñas como expresivas.
Asociando varias de ellas podemos construir historias, pero el artista no piensa en esos relatos antes de tomar sus fotografías, realizadas la mayoría en gelatina de plata y con un estilo claramente minimalista, zen.
La Galería madrileña Espaciofoto prorroga hasta el 6 de noviembre (estaba previsto que finalizara el 31 de octubre) una muestra antológica compuesta por un centenar de estas piezas: cada una transmite un pensamiento, a modo de pequeño haiku sobre la fugacidad de la vida, la impermanencia y la consecuente necesidad de aprovechar momentos o sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza, al fin y al cabo entre las personas y sus orígenes. No os perdáis “Small things in silence”, y si queréis saber más, buscad alguno de los ocho libros que ha editado.
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