Marlene Dumas y el peso de las imágenes

La Tate Modern presenta su mayor muestra hasta ahora en Europa

Marlene Dumas. Helena 2001 nr. 2, 2001
Marlene Dumas. Helena 2001 nr. 2, 2001

Dice Marlene Dumas que las imágenes de segundo uso pueden producir emociones de primera. Ella nunca pinta directamente del natural, inspirándose en la vida misma sin mediaciones, pero la vida en toda su complejidad, incluyendo amor y muerte, sexualidad y vergüenza, es el eje de su pintura, que toma referencias tanto personales como públicas o históricas: ha retratado a su hija, a ella misma y también a Amy Winehouse, Diana de Gales, Naomi Campbell, Osama Bin Laden o Diana de Gales.

LO SÓRDIDO Y LO BELLO

Las guerras televisadas, los artículos periodísticos, la imaginería religiosa, la historia del arte, la cultura popular, el devenir de la industria del ocio para adultos o su propia imaginación son otras de sus fuentes de inspiración y los resultados son a menudo íntimos y muy frecuentemente controvertidos; en su obra lo político deviene erótico, y lo personal, político, gracias al juego de la artista con la imaginación de sus espectadores, con sus prejuicios y temores.

La Tate Modern abre hoy una de las grandes exposiciones de este inicio de año en Londres: “The Image as Burden”, la mayor retrospectiva que se ha dedicado en Europa hasta ahora a esta artista nacida en Ciudad del Cabo que en 1976 se trasladó a los Países Bajos y que comenzamos a conocer internacionalmente a mediados de los ochenta.

En una época como la nuestra, dominada por la gran influencia de lo digital, Dumas quiere reivindicar en su producción lo físico, la potencia expresiva de la figura humana

Podremos disfrutar allí de un recorrido exhaustivo por la evolución de Dumas desde sus primeras pinturas de comienzos de los setenta hasta sus últimos trabajos sobre papel; cerca de un centenar de piezas, todas con títulos particularmente expresivos que modifican nuestra interpretación de las mismas. Un ejemplo claro es la que da título a esta muestra, “Burden”, una pequeña obra de 1993, inspirada en un fotograma con Greta Garbo y Robert Taylor, en la que se representa una figura llevando encima a otra, insinuando la excesiva responsabilidad que, a su juicio, los medios depositan en el creador, sobre todo en el que goza de mayor difusión, a la hora de llevar a cabo imágenes que puedan trasladar al público determinadas ideas en torno al estado actual del arte. Para esta artista, es importante que todos prestemos más atención a la huella de la pintura en cada una de sus imágenes que a la huella de sus imágenes en la pintura actual en general.

En una época como la nuestra, dominada por la gran influencia de lo digital, Dumas quiere reivindicar en su producción lo físico, la potencia expresiva de la figura humana, motivo constante en su trayectoria, tanto como la negritud, cierto expresionismo fantasmagórico y tenso. La sudafricana entremezcla lo sórdido y lo bello, la tendencia (algo pornográfica, en sus palabras) de mostrarlo todo, y la inclinación (erótica, como ella dice) por tapar lo que nos define.

Esta exhibición ya pudo verse a finales de 2014 en el Stedelijk Museum de Ámsterdam.

 

 

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