Man Ray. Después llamamos a esto una película de vanguardia

La Mondo Galería de Madrid muestra fotografías, obra gráfica y objetos originales del artista

Madrid,

Man Ray. Sans Titre (Natacha Solarisé), 1932. Cortesía MONDO GALERIA © Man Ray Trust / Adagp - Vegap / Telimage 2014Emmanuel Radnitsky para sus padres, Man Ray para los seducidos por su producción surrealista o dadaísta y concebida como imaginario fragmentado de su universo poético, el artista que fotografió a la mujer como violín y al cristal como lágrima protagoniza este mes de mayo en Madrid una doble propuesta: la proyección, el 9 de mayo a las 20:00 horas en el Instituto Francés, de tres de sus cuatro películas: Retorno a la razón, Emak Bakia y Estrella de mar; y la presentación, desde hoy y hasta el 30 de junio, en la Mondo Galería de la calle San Lucas (antigua Rita Castellote) de una selección de imágenes, objetos y piezas gráficas.

Esta exhibición ha sido comisariada por Pierre-Yves Butzbach y Horacio Basilicus y pretende ofrecernos un nuevo recorrido por la obra de Ray centrada en su proceso creativo. Él mismo afirmó que prefería sugerir mensajes que trasladarlos en su literalidad: por supuesto, habrá siempre los que miran solamente la técnica, que pidan el “cómo”, mientras que otros de una naturaleza más curiosa se preguntarán “por qué”. Personalmente, he preferido siempre la inspiración a la información… y esa inspiración carecía de fronteras en cuanto a medios técnicos: quizá la fotografía fuese el eje de su trabajo, pero la combinó con la elaboración de grabados, collages, objetos, películas, poemas o libros. Los que podemos ver en la Mondo Galería se estructuran atendiendo a criterios temáticos, con el fin de que podamos apreciar de manera clara la evolución de las ideas vitales, estéticas o asociativas de este autor.

Veremos new prints, copias originales, objetos y dibujos con el nexo común de la búsqueda de una ampliación de nuestro mundo visible, la plasmación de lo que nuestra retina no puede registrar por una iluminación demasiado viva, la lentitud o la fugacidad de nuestro aparato ocular, en el fondo, por las limitaciones de nuestros sentidos, que, por si no lo sospechábamos, no son todopoderosos.

NO ME INTERESA HACER UNA FOTO BELLA EN EL CINE

Los filmes que mañana podremos ver en el Instituto Francés tienen mucho que ver con los planteamientos de su fotografía: todas las películas que realicé fueron improvisaciones. No escribía guión. Era cine automático. Trabajaba sólo. Mi intención era poner en movimiento las composiciones que hacía en fotografía. La cámara de fotos me sirve para fijar algo que no puedo pintar. Pero no me interesa hacer una ” foto bella” en cine. En el fondo, no me gustan tanto las cosas que se mueven (…) Hace falta que sea el espectador el que se mueve. Volvía Ray a la sugerencia contraria a la literalidad prosaica, a involucrar al espectador en sus trabajos, a ir más allá de la mera belleza para tratar de captar lo que no vemos a simple vista.

Retorno a la razón (1923) la llevó a cabo en un solo día, por encargo de Tristan Tzara, y se basa en la técnica de la rayografía: composiciones fotográficas producidas sin cámara, exponiendo objetos directamente sobre el papel sensible. Ray optó por cortar su película en tiras pequeñas, sujetarlas con alfileres a una mesa y espolvorear sobre ellas, al azar, tiras con sal y pimienta, alfileres o chinches. Después las expuso a una luz blanca varios segundos y reveló la película en sus cubas pegando una tira a otra y añadiendo algunas secuencias rodadas previamente con cámara. El resultado dura tres minutos: acabará antes de que el público tenga tiempo de reaccionar, pensó el artista.

Emak Bakia, tres años posterior, es seguramente su filme que más estrictamente respeta los principios surrealistas: priman la improvisación, el automatismo, la ausencia de lógica y de respeto a las convenciones de la dramaturgia y lo irracional; se trata de una sucesión de secuencias psicológicas y oníricas que grabó en la residencia de unos amigos ricos en Biarritz. No hay que buscar órdenes ni argumentos, y ya nos lo advierte el propio título, que procede de una expresión vasca que significa “déjame en paz”.

La película más tardía, Estrella de mar (1928), surgió a partir de un poema de Robert Desnos que Man Ray quiso ilustrar: un joven hombre que encuentra a una mujer, una vendedora de periódicos; ella lo lleva hacia ella ella, dejándose llevar por un tarro con una estrella de mar dentro. La historia era un poco surrealista, porque la estrella de mar no era ni simbólica ni fantástica; estaba entre sus manos como podría estar un paquete de periódicos. Y rodé esta película. Después llamamos a esto una película de vanguardia.

 

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