Las mujeres de la abstracción de posguerra

El MoMA revisa su obra hasta la irrupción del movimiento feminista en los sesenta

Nueva York,
Joan Mitchell. Ladybug, 1957
Joan Mitchell. Ladybug, 1957

El MoMA inició hace unos años una línea de atención a la mejora de la presentación de sus fondos de obras de mujeres artistas, y al crecimiento de estos, y un paso más en ese esfuerzo lo constituye la muestra “Making Space: Women Artists and Postwar Abstraction”, que revisa la obra abstracta de medio centenar de creadoras entre el final de la II Guerra Mundial y el inicio del movimiento feminista en la década de los sesenta.

Se inaugurará el 15 de abril y contará con un centenar de trabajos procedentes todos de la colección del MoMA, la mitad de ellos inéditos para el público. Algunos fueron adquiridos poco después de su realización, a mediados del siglo pasado, y otros recientemente; entre esas compras últimas podemos subrayar las fotografías de Gertrudes Altschul, una escultura de Ruth Asawa y una obra sobre papel de Alma Woodsey Thomas.

En las décadas posteriores a la II Guerra Mundial, los cambios sociales hicieron posible que un mayor número de mujeres pudieran iniciar carreras artísticas o darles continuidad si habían comenzado a trabajar antes del conflicto, y la abstracción fue el lenguaje formal que eligieron buena parte de ellas, en la búsqueda de códigos que trascendieran las narrativas nacionales y regionales y también las relacionadas con el género.

No obstante, al no poder beneficiarse aún de las redes feministas tejidas en los setenta, estas artistas tuvieron muchas dificultades para encontrar apoyos a la hora de exponer y dar a conocer sus trabajos, por lo que buena parte de las cincuenta autoras escogidas por el MoMA serán desconocidas para el público. “Making Space” se estructura atendiendo a un criterio a la par cronológico y temático y cuenta con cinco secciones dedicadas a la Abstracción Gestual, la Geométrica, la llamada Reductiva, la basada en la Fibra y Línea y la Abstracción Excéntrica.

Marcadas inevitablemente por el trauma reciente de la guerra, la migración y la reconstrucción de vidas y países, estas artistas encontraron en aquella situación de confusión y renacimiento razones para sus impulsos abstractos, fuese en forma de gestos existenciales, del orden racionalista de la geometría o del potencial disruptivo de los nuevos materiales.

Partiendo de pinturas, esculturas, fotografías y dibujos de los cuarenta y cincuenta dominados por la independencia de sus visiones, esta exhibición culmina en los sesenta, mostrándonos obras de vanguardia entre las que no faltan tejidos, artesanías y objetos poco ortodoxos cuya naturaleza desafiaba las convenciones históricas del arte.

Podrán verse en el MoMA telas expansivas de Helen Frankenthaler, Joan Mitchell y Lee Krasner; collages en formato más intimista de Anne Ryan, una escultura de bronce de Dorothy Dehner y otra totémica, de madera, de Louise Bourgeois, que en los comienzos de su carrera se movió en los círculos del expresionismo abstracto en Nueva York.

También se exhiben fotografías de Lotte Jacobi, Barbara Morgan y Naomi Savage (presentadas estas en dos exposiciones vitales del MoMA a la hora de examinar las relaciones entre fotografía y pintura abstracta: “Abstraction in Photography” y “A Sense of Abstraction”), y un buen elenco de aportaciones femeninas al constructivismo. Este movimiento se hizo más internacional en la posguerra, contraponiéndose al gestual y subjetivo expresionismo abstracto, y en América Latina, sobre todo en los núcleos urbanos de Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela, se consolidó una estética geométrica ligada a proyectos de modernización nacional.

Podremos contemplar obras de María Freire y Elsa Gramcko, diversos trabajos donados por Patricia Phelps de Cisneros que el museo expone por vez primera, Orange, una pintura de Lygia Pape compuesta por nueve paneles y las citadas imágenes de Altschul, que señaló la relación simbiótica entre los círculos fotográficos de vanguardia y la pintura y la escultura contemporáneas.

También tendrán cabida en el MoMA las aproximaciones al constructivismo de artistas del este como Bela Kolárová y Louise Nevelson y se explorará cómo el diseño fue un medio especialmente fructífero en el desarrollo de la abstracción a través de la producción de Vera y Lucienne Day, que crearon patrones gráficos coloridos que animaron la arquitectura de interiores en la posguerra.

Anni Albers, Getrud Natzler y Lucie Rie mostraron cómo era posible crear objetos abstractos en técnicas tradicionales priorizando la atención a texturas y formas y Jo Baer, Agnes Martin y Anne Truitt se mantuvieron a cierta distancia de las corrientes principales del minimalismo aunque se sirvieran de superficies planas de formas regulares.

Recuperando la asociación tradicional de lo textil y lo femenino, pero subvirtiéndola, un buen número de artistas crearon tejidos radicales que superaban las fronteras tradicionales entre arte y artesanía. Colgando del techo veremos los de la polaca Magdalena Abakanowicz y los de Lenore Tawney y el MoMA también presentará obras de Mira Schendel, y Barbara Chase-Riboud, Eva Hesse, Lee Bontecou o Alina Szapocznikow, autoras que inyectaron contenido subversivo y feminista en la retórica de la pureza estética que había definido el modernismo y la abstracción de la posguerra.

María Freire. Untitled, 1954
María Freire. Untitled, 1954

 

“Making Space: Women Artists ans Postwar Abstraction”

MoMA. THE MUSEUM OF MODERN ART

11 W 53rd St, Nueva York

Del 15 de abril al 13 de agosto de 2017

 

 

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