Jordi Socías bucea en sus archivos

La Galería Fernández-Braso muestra los trabajos más y menos conocidos del fotógrafo barcelonés

Jordi Socías. Observaciones y el tiempo

GALERÍA FERNÁNDEZ-BRASO

Calle Villanueva, nº 30

Madrid

Madrid,

Cuatro años después de la retrospectiva que le dedicó el Instituto Cervantes, la Galería madrileña Fernández-Braso presenta, hasta el próximo 12 de julio, “Jordi Socías. Observaciones y el tiempo”, muestra que recoge el último proyecto del fotógrafo catalán, un diario visual por sus observaciones a través de imágenes de un archivo construido a lo largo de cuarenta años (la primera exposición individual de Socías tuvo lugar en 1979).

Editor y fotógrafo, aún en activo, para muy diversas publicaciones de nuestro país, el barcelonés ha seleccionado para esta muestra, que forma parte de la programación del festival Off de PHotoEspaña, algunos de sus trabajos más difundidos junto a otros prácticamente olvidados. El medio urbano (las calles, el metro, las terrazas) ha sido su más habitual fuente de inspiración, y su clarividencia respecto a la imagen deseada, su seguro para no realizar más tomas de las necesarias. No obstante, pese a su enorme calidad, esas imágenes callejeras no han sido las más celebradas de Socías, al que asociamos a menudo a retratos de Almodóvar, Luis Gordillo, Vittorio Gassman, Manuel Fraga, Penélope Cruz o Salvador Dalí en los que su impronta resulta algo menos apreciable.

Autodidacta, el artista cita las puestas en escena de Man Ray y las visiones urbanas y los instantes decisivos de Cartier-Bresson como sus referentes. Aprendió a fijar la realidad en el papel con una cámara fotográfica de segunda mano y gracias a un curso por correspondencia, a mediados de los setenta.

Inició su andadura profesional en el semanario Cambio 16 y, tras su traslado a Madrid, comenzó su carrera como editor gráfico en este semanario donde publicó, por primera vez, su fotografía de la Senyera catalana.

En 1979 creó la agencia Cover, cuya dirección abandonó en 1984 y retomó en 1991, y también colaboró en piezas teatrales y fímicas como Cinco horas con Mario, de Josefina Molina (1981), y obras de Manuel Gutiérrez Aragón y de los hermanos Trueba, entre otros.

A finales de los ochenta participó en la creación de la revista de tendencias culturales El Europeo, donde se ocupó de la coordinación general y la edición gráfica. También intervino en la creación de la revista Cinemanía y más tarde comenzó a trabajar como editor gráfico y fotógrafo de El País Semanal, labor que combina con su presencia en cursos y conferencias sobre fotografía y su participación en la edición de libros y carteles de cine.

 

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