Quizá algunos recordéis que en el verano de 2009 tomaron el CAC Málaga esculturas-palabra resultantes del ensamblaje de letras desechadas tomadas de letreros, de materiales diversos (plástico, madera, cristal, neón) y convertidas en el museo en esculturas de gran formato a un paso de la abstracción. Aquellas obras, que por su estética podían propiciar el acercamiento de cualquier espectador independientemente de su idioma, eran entonces la última producción de Jack Pierson.
Ahora, este artista estadounidense que se inició en los noventa como fotógrafo y desde entonces ha trabajado en múltiples técnicas, regresa a Regen Projects, la galería californiana donde ya ha expuesto en ocho ocasiones, para exponer su producción más reciente: nuevas esculturas-palabra a gran escala, formadas igualmente a partir de la unión de señalizaciones comerciales abandonadas que Pierson recopila a lo largo de los años.
Cada una de las letras es de un color y cuenta con una textura, color, forma y tamaño diferente, aspecto que contribuye a que, dispuestas juntas, creen algo parecido a conjuros semánticos con carga emocional y frases poéticas. No hay aleatoriedad en los mensajes, porque sus lemas remiten, por fondo y estética, a las carreteras del Oeste americano: BROKE MISERABLE AND ALONE, DUST AND DREAMS o MANIFEST DESTINY quedan convertidos en mensajes icónicos descontextualizados imbuidos de nostalgia y desilusión cuando su tipografía nos hace acordarnos de las gasolineras de Ed Ruscha.
Nacido en Plymouth en 1960, Pierson ha buscado profundizar, a lo largo de su trayectoria y fuera cual fuera su medio de expresión, en los límites entre lo personal y lo social, la poesía y el compromiso y las barreras entre la América urbana y la rural. Como os contábamos, comenzó fotografiando celebridades, flores, playas y hoteles en Miami Beach desde un enfoque tan vintage como sus letras, subrayando la cercanía entre la intimidad y lo público y dotando a sus imágenes de un halo de nostalgia. Por su rol, aparente, como mero observador hay quien encuentra estas fotografías próximas a lo documental.
Fue el más joven fundador del colectivo de Los cinco de Boston, junto a David Armstrong, Philip Lorca di Corca, Nan Goldin y Mark Morrisroe, y su producción de entonces también le abrió camino en la publicidad.
Después llegarían las palabras-escultura, su obra más conocida, que el Whitney Museum se atrevió a definir en un catálogo como ready-mades y que hoy podemos considerar emblema de las ilusiones creadas y perdidas en relación con el sueño americano: son las reliquias, recolocadas con fines artísticos, de su paisaje; las letras que ya no anuncian restaurantes, cines, cabarets o tiendas que cerraron o que nunca llegaron a abrir.
Desde que empezó a trabajar en estas piezas, cuya creatividad reside en la magia de la unión más que en la creación, el norteamericano ha defendido la idoneidad de no aportar nuevas imágenes a la historia del arte y de comunicarse con el público reorganizando despojos y descartes a los que dota de significados renovados.
Si al principio encontraba Pierson esas letras abandonadas en la ciudad de Nueva York, con el tiempo todo Estados Unidos se ha convertido en el escenario de su búsqueda y las palabras que nos presenta también han evolucionado: podemos dejar a un lado su vertiente comunicativa y considerarlas tótems, caligrafías exóticas o rótulos simbólicos; una nueva iconografía que existía antes de que el artista se ocupara de mostrárnosla.
“Jack Pierson”
6750 Santa Mónica Boulevard
Los Ángeles
Del 11 de noviembre al 22 de diciembre de 2017
