Iluminada Rosó Cusó

La escultora barcelonesa y su visión de lo inmutable, en Twin Gallery

Madrid,

Tras participar en 2012 en la muestra colectiva “El hilo de Ariadna”, que presentó la Casa del Lector, Rosó Cusó, escultora catalana que elabora cuidadas piezas en hierro y bronce en las que filtra la luz a través de celosías o rosetones, vuelve a exponer en Madrid, esta vez en la Twin Gallery de la calle San Hermenegildo, donde hasta el 7 de marzo podemos visitar su proyecto “Iluminados”.

Está compuesto por cajas de luz semejantes a rosetones y diseñadas a partir de hojas de papel de fibra de algodón, y de un vídeo realizado con imágenes de tomoscopio, obras todas que buscan proponer al espectador un alejamiento de su universo cotidiano para reconducir su mirada hacia lo más bello e inmutable, representado en este caso en la realidad fragmentada y multiplicada que se origina en estos trabajos.

Las esculturas están elaboradas a mano y amoldadas cuando la pasta aún está tierna sobre tres moldes. En ese proceso, el papel pasa de tener dos dimensiones a tener tres, y es presentado dentro de un cajón de madera que recrea la arquitectura del mencionado rosetón: un espacio oscuro con una abertura trasera que deja pasar la luz y la “civiliza”, la hace humana, creando una trama de luces y sombras, de llenos y vacíos, mostrando las tramas de la fibra del papel.

 Rosó Cusó. Iluminados

En la obra de Cusó, la luz es un elemento tan importante como el propio papel: en el fondo, ésta está al servicio de aquella, para que pueda mostrarse de diferentes maneras, atravesar su materia más o menos densa, escaparse por agujeros, crear reflejos… Las formas laberínticas del papel mantienen cierta geometría y a la vez cierta irregularidad, como muchos organismos naturales. Los referentes de la catalana son las diatomeas, los organismos microscópicos, los tejidos vivos que dibujan tramas y recorridos, siguiendo patrones ordenados.

Rosó Cusó. Iluminados

La artista, en sus palabras, no sólo quiere reivindicar la energía que habita en las formas de la naturaleza y tratar la luz como si fuera un ser vivo que se transforma, sino que, además, busca que el espectador, al sumirse en esa especie de misticismo que produce contemplar lo enorme, lo casi minúsculo y también lo inmaterial, pueda enfocar desde otra perspectiva su vida diaria.

 

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