Gran Sur: Alcalá 31 se abre al arte chileno actual

La primera gran muestra dedicada a los fondos de Engel, ya en Madrid

Madrid,

Se buscan hombres para viaje arriesgado. Poco sueldo, frío extremo, largos meses de oscuridad total, peligro constante, regreso a salvo dudoso. Honor y reconocimiento en caso de éxito.

Se dice que con estas palabras el explorador irlandés Ernest Shackelton reclutó hombres para su expedición al Polo Sur en 1911 y, un siglo más tarde, Fernando Prats las recogió en un anuncio que se publicó en el Times británico (su travesía nunca se llevaría a cabo) y en un neón, llamado Gran Sur, que se expuso aquel 2011 en la Bienal de Venecia; la cita ahora titula la más extensa exposición dedicada hasta ahora a los fondos de arte contemporáneo de Claudio Engel fuera de Chile.

Fernando Prats. Gran Sur, 2011
Fernando Prats. Gran Sur, 2011

El coleccionista ha sido reconocido con uno de los últimos Premios A concedidos por la Fundación ARCO (la feria está a punto de comenzar en Madrid) y tiene previsto abrir en los próximos años un museo que recoja estos trabajos en Santiago de Chile, país al que se ha referido como “fin del mundo, pero también centro excéntrico” y como un “laboratorio social, económico y cultural”. Las obras expuestas en la Sala Alcalá 31 han sido realizadas por artistas de diversas generaciones, pero la mayoría bajo la influencia, más o menos directa, de la dictadura de Pinochet o el regreso a la democracia en los noventa; destacan por la diversidad de sus soportes y por la hibridación de lenguajes y discursos y se exhiben en este espacio bajo el comisariado de Christian Viveros-Fauné.

Se encuentran representados en el recorrido autores consolidados bien conocidos, como el colectivo C.A.D.A, Alfredo Jaar, Paz Errázuriz o Juan Downey, y también artistas de una segunda generación, como el propio Prats, Magdalena Correa o Patrick Hamilton, y jóvenes que comienzan a desplegar su proyección internacional; es el caso de Rodrigo Valenzuela, Enrique Ramírez o Pilar Quinteros.

El despliegue de casi noventa obras de 37 artistas y colectivos puede resultar apabullante, pero una cierta unidad se hace presente entre las diferencias: la mayor parte de los proyectos escogidos contienen conexiones con la historia chilena, sobre todo con la reciente (enlazada con el recorrido vital o la subjetividad de sus autores) y también atestiguan el compromiso de estos con la experimentación formal; como decíamos, además de pinturas, esculturas, fotografía y obras textiles y gráficas, son numerosas en la exposición las instalaciones, las piezas de videoarte y los proyectos híbridos.

Os proponemos fijaros en una decena de autores clave y en otras tantas obras representativas de la mirada de los autores chilenos contemporáneos hacia el pasado, el presente y la idiosincrasia de su país.

Comenzamos por Juan Downey, que fue pionero del videoarte en Chile, pero también autor de dibujos, instalaciones, performances y pinturas. En la planta superior de Alcalá 31 podremos contemplar el vídeo The Laughing Alligator de su extensa serie Video Trans Americas, que quedó inacabada debido a la muerte temprana del artista en 1993. Filmó a los yanomamis del Amazonas mientras vivía entre ellos en un vídeo que oscila entre el documental convencional y una revisión autoetnográfica que desafía los límites de la objetividad de quien lleva la cámara. Ambas partes, autor y filmados, debieron asumir y compartir la idea de que esta no era un arma.

Juan Downey. The Laughing Alligator, 1979
Juan Downey. The Laughing Alligator, 1979

C.A.D.A. (Colectivo Acciones de Arte) fue un grupo creativo activo en la primera mitad de los ochenta y formado por un sociólogo (Fernando Balcells), una escritora (Diamela Eltit), un poeta (Raúl Zurita) y dos artistas visuales (Lotty Rosenfeld y Juan Castillo) y se constituyó como referente de la vanguardia artística chilena. Sus proyectos, a pie de calle, llamaron la atención sobre la desigualdad social y sobre las distancias entre arte y ciudadanía; para muchos, sus acciones, que llamaban a perder el miedo frente a la dictadura o a generar nuevos espacios para la creación, supusieron un antes y un después. De Rosenfeld, en Alcalá 31, también veremos imágenes de su icónica serie Una milla de cruces sobre el pavimento; ella misma las trazaba para recordar las vidas perdidas en el régimen militar.

C.A.D.A. No+, 1983. Fotografía: Jorge Brandmayer
C.A.D.A. No+, 1983. Fotografía: Jorge Brandmayer

La producción fotográfica de Paz Errázuriz no necesita demasiadas presentaciones: sus trabajos en blanco y negro exploran la marginalidad en suburbios, hospitales o burdeles y se estructuran en series, unidos por su estética o tema. Podremos contemplar en esta exhibición algunas de ellas, representativas de su visión de quien queda al margen; ella dice tomar fotos de los subordinados al poder, de quien no está en el centro.

Paz Errázuriz. La palmera. Serie La manzana de Adán, 1987
Paz Errázuriz. La palmera. Serie La manzana de Adán, 1987

Alfredo Jaar es, quizá junto a Errázuriz, otro de los autores chilenos más conocidos internacionalmente; autor de instalaciones, fotografías y vídeos que reflexionan sobre los actuales códigos de comunicación. A Alcalá 31 ha llegado una de sus enseñas: Un logo para América, instalación lumínica que reclama que ese nombre no corresponde solo a Estados Unidos y que se exhibió en Times Square. Asociaba Jaar lingüística y controversia mediática.

Alfredo Jaar. Times Square, Abril de 1987: Un logo para América, 1987
Alfredo Jaar. Times Square, Abril de 1987: Un logo para América, 1987

Entre las pinturas más impactantes de “Gran Sur” tenemos que destacar las de Jorge Tacla, quien representa catástrofes de nuestra historia tomando edificios públicos como metáfora de estructuras sociales (devastadas). Sus obras, de gran formato, son imágenes del caos y la destrucción pero nacen de lentos procesos de recolección y composición.

Jorge Tacla. La distribución de los primarios, 1995. Fotografía: Robert Lorenzson
Jorge Tacla. La distribución de los primarios, 1995. Fotografía: Robert Lorenzson

También ha llevado su pintura a Alcalá 31 Natalia Bavarovic, autora de escenas ambiguas que toma de revistas artísticas o del cine experimental y que contienen figuras sumidas en acciones que no podemos acabar de descifrar. Lo apreciaremos en Enjuagues I, donde aparecen dos personajes al borde de una piscina: se inspira en una performance de Claes Oldenburg. Cuando la pintura depende del registro fotográfico, viene a decirnos esta artista santiaguesa, nos puede resultar desnaturalizada y extraña.

A Mónica Bengoa le interesa la representación de lo cotidiano mediante medios manuales: elaboró el extenso mural Algunas observaciones de mediodía jugando con la presencia y ausencia de materiales (fieltro de lana natural calado a mano) y basándose en tomas fotográficas de un jardín interior. El resultado es casi más exuberante que su referencia original.

Patrick Hamilton. Proyecto Santiago Dérivé, 2006-2008. Stiftung DKM
Patrick Hamilton. Proyecto Santiago Derivé, 2006-2008. Stiftung DKM

Patrick Hamilton, de origen belga pero asentado en Chile y con creciente proyección internacional, es otro de los autores representados en “Gran Sur”. Presenta Proyecto Santiago Derivé, una instalación formada por tres elementos: una pared tapizada con papel semejante al mármol, fotografías en blanco y negro de triciclos repartidores que aluden a la economía informal chilena y uno de esos triciclos transformado en caja de luz con una imagen del barrio financiero de Santiago. El resultado supone un catálogo de formas económicas y una crítica irónica al sistema económico actual del país.

Iván Navarro. Ocio (fragmento), 2009. Fotografía: Burke
Iván Navarro. Ocio (fragmento), 2009. Fotografía: Burke

Iván Navarro, por su parte,  suele trabajar con materiales industriales y luces fluorescentes y a Madrid ha traído Ocio, una de sus obras de estética minimalista y contenido abiertamente político y social. Utiliza ilusiones ópticas para generar una sensación de vacío en torno a ese concepto, que queda despojado de sus dimensiones físicas y temporales.

Hablaremos, por último, de una de las artistas más jóvenes representadas en Alcalá 31: Francisca Aninat. Suyo es el mapa latinoamericano dispuesto en el centro de la exposición y elaborado de forma colectiva (reactivando ideales de Beuys) por pacientes de hospitales. Lo planteó como “una acción reparadora de un continente sometido a constantes dictaduras, fracturas sociales y revueltas que han dejado huellas”.

 

“Gran Sur. Arte contemporáneo chileno en la colección Engel”

SALA ALCALÁ 31

c/ Alcalá, 31

Madrid

Del 25 de febrero al 26 de julio de 2020

 

 

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