Giovanni Boldini, iconos frágiles

Il Vittoriano presenta una retrospectiva del pintor

Roma,
Giovanni Boldini. Ritratto di Donna Franca Florio, 1901-1924
Giovanni Boldini. Ritratto di Donna Franca Florio, 1901-1924

La vocación pictórica de Giovanni Boldini le venía de familia (su padre fue pintor de corte purista, alumno de un artista con fama de buen copista, Tommaso Minardi) y se reforzó de la mano de Girolamo Domenichini, un fresquista académico a cuyas clases asistió en su Ferrara natal a mediados del s XIX. También en esa ciudad pudo conocer a dos maestros del Quattrocento: Dosso Dossi y Parmigianino, y su primera obra importante la llevó a cabo en 1855, cuando se encontraba aun formándose y solo tenía trece años: se trata de la estimable Il cortile della casa paterna.

Tiempo después ingresaría en la Academia de Bellas Artes de Florencia, donde sería alumno de Stefano Ussi y Pollastrini, y allí pudo frecuentar a artistas como Giovanni Fattori, Odoardo Borrani, Telemaco Signorini, Cristiano Banti y Michele Gordigiani, y también a burgueses y aristócratas de los que ya no se separaría y a los que retrató en numerosas ocasiones.

Precisamente los retratos constituyen la vertiente fundamental de la producción de Boldini, su especialidad, y en ellos pudo mostrar su buen dominio del color y la elegancia de sus trazos, pero el italiano también pintó en menor medida paisajes rurales y urbanos bajo la influencia evidente de Manet.

Frecuentó salones elegantes y fue huésped de los Falconer, para quienes llevaría a cabo entre 1867 y 1870 las paredes de La Falconiera de Pistoia, una villa que, por cierto, adquiriría en 1938 la viuda de Boldini. Aquí pueden contemplarse actualmente un buen número de sus obras.

Tras viajar por Francia, Italia y Gran Bretaña y conocer a Degas, Sisley y el citado Manet, el pintor optó por establecerse definitivamente en París en 1871, y pronto, en 1874, participó en el Salón por vez primera, cosechando éxito con Las lavanderas. Llegó a trabajar para el marchante Goupil y, además de con sus retratos, logró éxito realizando obras de género de cierto estilo dieciochesco.

A él le debemos el retrato más conocido de Verdi (datado en 1886, aunque no muy contento con él lo repitió al pastel posteriormente) y un año después expuso otros tres de sus retratos en la Exposición Universal de París. El formato de sus telas aumentó tras conocer al sueco Zorn, y esa tendencia la mantuvo hasta su fallecimiento en 1931.

Giovanni Boldini. Signora che legge, 1875
Giovanni Boldini. Signora che legge, 1875

Hasta el 16 de julio, en el Ala Brasini del Complesso del Vittoriano romano nos espera la antología más completa de Boldini: sus óleos y pasteles más representativos, algunos de autores contemporáneos suyos para poder contextualizarlos y también una pequeña selección de grabados y trabajos sobre papel.

Los retratos son el eje de la muestra, fundamentalmente los femeninos, porque al retratar a las damas nobles a las que tuvo acceso el pintor quiso revelar su lado más íntimo y misterioso, convirtiéndolas, en sus propias palabras, en “iconos frágiles”.

De las 160 obras que pueden verse en Roma varias rara vez se habían exhibido al público hasta ahora. Es el caso de La tenda rossa (1904), Signora che legge (1875), Ritratto di signora in bianco con guanti e ventaglio (1889), Signora bruna in abito da sera (1892 aproximadamente) y Ritratto di Madame G. Blumenthal (1896).

Han sido prestadas por colecciones privadas y públicas internacionales, como las del Museo de Orsay, la Nationalgalerie de Berlín, el Museo de Bellas Artes de Marsella, los Uffizi y, cómo no, el Museo Giovanni Boldini de Ferrara, el centro con los mayores fondos del artista.

No falta en Il Vittoriano el retrato de Franca Florio, considerado símbolo de la Belle Époque en Palermo.

 

Giovanni Boldini. La tenda rossa, 1904
Giovanni Boldini. La tenda rossa, 1904

 

Giovanni Boldini

COMPLESSO DEL VITTORIANO

Via di San Petro in Carcere

00186 Roma

Del 4 de marzo al 16 de julio de 2017

 

 

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